¡Ya están aquíii …!
o El desembarco de los Reyes Malos.
No sé si será porque nos ven caras de pardillos, o porque la naturaleza humana es tan estúpida o porque son malos –por idiotas o ineptos– entre los malos –por perversos, aviesos–, pero siempre que surge una nueva asociación o formación política, inevitablemente aparecen estos personajes ávidos de poder –¿qué poder?–, o de figurar, tratando de pervertir el concepto de democracia.
Unos, prometiendo lo que, saben, no pueden cumplir; otros tratando de comprar el ¿cielo?, apuntando hasta a la tata nonogenaria, a inmigrantes que pasaban por allí o a la plantilla de su empresa, para que les voten. Algunos, a fuerza de talonario, cuán Reyes Malos, tratan de hacerse con la expectativa de poder futuro.
Pero parecen desconocer, o acaso les importa un bledo, tal es su sentido democrático, que en un partido verdaderamente democrático, serán exclusivamente los afiliados, los que decidan a quién colocan, o no, en los puestos de responsabilidad o las listas electorales.
Recuerdo la anécdota del caso de un político, hoy en ejercicio, ya expulsado de su formación "regeneradora de gaitas" –de esas que dicen que van a cambiar el mundo pero sin mucho ánimo por hacerlo, salvo cuando puedan pillar votos con ese discurso, pues son políticos de la casta–, que en su currículum para presentarse en las listas, colocó:
Profesión: aspirante a concejal del Ayuntamiento de Getafe (o algo muy parecido).
Y este curriculum, hilarante sin duda, es, a su vez, lo que nos ofrece la pauta de que la sociedad no es tan "sociedad civil", como esperamos o los tiempos políticos exigen, pues salió colocado a dedo en las listas, y elegido por el pueblo de Getafe.
Debemos comprender que los políticos, los de la casta, no llegan en pateras, son autémticos productos autóctonos, nacidos y formados en la sociedad española; que no son mejores o peores que nuestra media de ciudadanía, simplemente tienen mayores oportunidades de "pillar", quizás porque eso de la casta política, le viene al galgo, de familia.
Así que admitamos que España no es el país que más valora la ética y los valores morales, muy a años luz de nuestro sueño islandés o finlandés. Vamos a tener que cambiar muchas cosas, comenzando por la propia sociedad. Lo sabemos, pero debemos asumirlo abiertamente, para no pecar de ingénuos y permitir que estos Reyes Malos, se apropien –son polítocos de la casta– del portal y nos desahucien al Niño Jesús, a la Virgen María, a San José, a la burra y al buey.
Felices Navidades laicas, o no, para todos.
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