Si España fuera un País Europeo. (1)




 Creo que España no es un País Europeo, en el sentido amplio del concepto. Ser Europa no es una mera situación geográfica. Es una actitud respecto al diferente, respetuosa, a la vez que prevenida. Es un respeto por la forma de pensar de otros. Es un compromiso franco y sincero con tus iguales. Es la obtención negociada de justas soldadas a la vez que de respeto y admiración por quienes generan esos puestos de trabajo. Todo esto se generalizó, en la Europa libre, tras la conclusión de la 2ª Guerra Mundial, ampliándose con después a países, como España y posteriormente a los liberados del Este, con mayor o menor fortuna. Aunque hay que reconocer que en los últimos tiempos, intereses económicos y la aparición de lobbies y algo del hispano concepto de casta "buenismo" incluído, nos ha hecho bajar la guardia ante claras señales de alarma, como si tal cosa, sin tomarlas en serio.
 

Sí hemos recibido cuantiosas y abundantes ayudas europeas; también estamos sujetos a ciertas normativas europeas, respecto a las cuales, algunas no se cumplen y otras tampoco, depende de que le venga bien al gobierno de turno; también recibimos frecuentes toques de atención que, si les cuadra, se cumplen de inmediato y si no, pues "me lo repitan, que no lo he entendido". Cierto que en estas normas no parece que ningún otro País, haya brillado por el cumplimiento pleno de ellas. 


Tampoco es que nuestros socios europeos estén muy preocupados por la forma en que nuestra canalla política nos putean a los ciudadanos españoles. Dicen "Hay que recortar 'zrucientos' mil millones de euros". Pero les importa un pijo, si esos recortes se hacen comenzando por el elefantiásico Estado construido por la canallesca casta política, para colocar a sus familiares, amigetes y otros votantes agradecidos, o por el contrario, si se recortan –como realmente hacen– de Ayudas Sociales, Educación, Sanidad,... vamos en resumen del Estado del Bienestar. Nótese que asumo que tanto ese Estado del Bienestar, como la propia estructura del Estado deben ser sostenibles, justo por eso ésta, no puede ser elefantiásica.

A todas luces, recortando de donde recorta
nuestra casta, el elefantiásico Estado no sólo no se reduce, sino que crece aún más. Entonces te vuelven a decir desde Buselas o Berlín, que tanto monta, pero monta más, "Hay que profundizar aún más en los recortes" ¡La de Dios es Cristo! Porque ya sabremos de dónde y a quienes recortarán.



Claro que no podemos pedir a políticos foráneos, bastante tienen con lo suyo, que vengan a solucionarnos lo que no somos capaces de exigir a nuestros expoliadores, que hagan. Y así venimos arrastrando nuestra pena, penita, pena –que sería de bodevil, si no fuera porque estamos en las últimas–, desde hace años, sin atrevernos, porque somos muy civilizados, a dar un puñetazo sobre la mesa y poner firmes a esa casta de putos depredadores. ¿Muy fuerte? Quizás, pero es lo que son, ¿o no?.

Pero veamos, si en algún otro país de la Europa menos novata: Alemania, Dinamarca, Holanda, Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandiaa los que no uno a Portugal, Italia y Grecia, por no jurar en falso si se encontraran en una situación de emergencia similar a la que describo a continuación.

Qué harían estos países, ante:


  • Rampantes y desleales movimientos secesionistas, que posiblemente estarían prohibidos y perseguidos en esos países de nuestro entorno, aprovechando la debilidad e inestabilidad de un Gobierno Central en funciones, pujando por romper de forma ilegal y unilateral la unidad del España.
  • Por más que han tratado de pararlo, se acumulan justo en este tiempo la gran ristra de casos de corrupción que han –no salpicado, porque estaban metidos hasta las cejas– forrado a los "honorables" y "no honorables" ladrones que dirigen la inmensa mayoría de los partidos y no sólo de políticos hablo.
  • Y tanto han retrasado dar la cara, que el alud judicial, se nos ha venido irremisiblemente encima, todo a la vez y justo ahora, con el Gobierno en funciones y los posibles "optantes", tan arrinconados y desprestigiados, preocupándose de cómo salvar los muebles, que el sólo plantearse echar una mano para salvar, no sus muebles, sino la situación de la Nación,nos da mas dentera que patinar descalzos por el filo de una cuchilla de afeitar. Pero algo hay que hacer para que no acabemos en las Repúblicas de Taifistán.
  • Y, reconozcámoslo, auque Italia y Grecia están en similaresniveles de corrupción, en el caso de Italia,añadiendo su peculiar Mafia. No han tenido la cojunción de tan graves problemas a la vez.

Cómo actuarían estos estados a los que soñamos con parecernos: 


  • Indudablemente no estarían frenados por el odio cainita entre sus formaciones principales. Si hasta Bélgica, con el serio problema entre valones y flamencos, consigue llegar a un mínimo entendimiento. Aquí, en España, eso sería imposible por la negativa a abandonar sus privilegios de uno (Rajoy) y por el pánico a ser desposeido de la capacidad de optar a ser el próximo Presidente del Gobierno del otro (Sánchez). Éste, en mi opinión, está poseído por una soberbia que no le cabe en el cuerpo y que le hace mucho menos sensible a las necesidades de España que a las suyas propias, máxime cuando están esperándole a la vuelta de la esquina miembros de su Comité Federal, hartos de que les ningunee, para deposeerlo de su actual cargo.
  • La corrupción no es patrimonio español, pero en estos países la contaminación que también ha infectado a sus partidos, no es tan total y genética como en España. En cuanto un caso salta a los medios de comunicación, se traduce en inmediatas dimisiónes, y en la pronta puesta en marcha de la maquinaria judicial. 
  • Hasta el pago con la tarjeta del Ministerio ha supuesto la dimisión del Ministro afectado. 
  • El gran deporte nacional español de inflar los currículos, que cuando se descubren aquí, se dan unas increíbles explicaciones y ahí murió el asunto, también ha supuesto la dimisión del falsario en esos otros países.
  • Y si la situación lo exige, no hace falta que sea una gran emergencia nacional, se sientan alrededor de una mesa, se negocia, se cede y se acuerda, un Gobierno de coalición.
(Continuará)

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