Refugiados, ¿menú del día o a la carta?






Quede inequívocamente sentado, que estoy claramente por la atención y el acogimiento a los refugiados.

Pero también entiendo las reticencias y temores de algunos españoles a que la asignación y el acogimiento de estos refugiados se realice al "dictado" de ONGs o autoridades municipales. A nadie se le puede vetar que si decide hacer un acto altruista para con sus semejantes, tenga que aceptar dicho acto como un "as it is", un lo tomas o lo dejas, tan radical que no tiene en cuenta la pérdida de personas dispuestas a colaborar y, que sin duda, reducirá la eficacia de dicha acogida, que es lo que realmente debe importarnos si no somos sectarios o soberbios.

Por ejemplo, si fuéramos a acoger a un matrimonio con hijos, en nuestra vivienda, ¿quién no preferiría que al menos uno de ellos pudiera entenderse con nosotros, hablando en algún idioma que entendamos igualmente? Fundamental para la convivencia, siempre que la acogida no fuera por una noche.



Subamos un peldaño más en los posibles requerimientos de acogida. ¿Cuantos de nosotros preferirían acoger a esa familia, si fueran de origen cristiano? Por creencias, dieta y otras circunstancias, haría más llevadera esa convencia.



Otro peldaño. ¿Nos agradaría que esa familia fuera musulmana y la madre –o progenitora, A o B– usara burka, niqab (o niyad) o chador? Tengamos en cuenta que la guerra no únicamente desplaza a familias cristiana, o musulmanas moderadas, sino que también los fundamentalistas chiítas y sunitas son desplazados de sus territorios por sus oponentes.

Aquí si me surge una pregunta irrenunciable: ¿Quién tiene que adaptarse a quién? ¿Nosotros a su forma de vida o ellos a la nuestra? La respuesta es bien clara para mí, en caso de convivencia bajo un mismo techo, son ellos los que tendrán que adaptarse a nuestra cultura; si bien caben algunas concesiones a la suya, como tener para ellos alguna alternativa al cerdo u otras. 

Pero seguro que no todos de nosotros estarían por tal actitud, por cuestiones personales o por cuestiones económicas. Esto implicaría que fueran los que acogen, los que pongan sus, objetivas o subjetivas, condiciones particulares, en base a las cuales los responsables de la atención a los refugiados, serían quienes distribuirían a estos.
Por otra parte, deberían acudir a clases de Español, quizás eximiendo a los abuelos. Es fundamental evitar los ghettos y facilitar su integración. Todos deben asumir que su derecho como refugiados, conllevan un conjunto de obligaciones que deberán cumplir inexcusablemente y deberían aceptarlas explícitamente.


Para aquellos más cerrados en su cultura, se les proporcionaría acogida en casa de personas sin ningún problema para con esa circunstancia o en centros de acogida, pero igualmente deberán acudir a clases de español.

Y no creáis, este problema puede surgir en ambas partes, acogedores y acogidos:
http://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/uruguay-refugiados-sirios-agradecen-ayuda-quieren-irse-noticia-1839406


Tengamos claro que la mayoría de los acogidos, si se pacificaran sus países, preferirán volver a ellos, cualdo se establecieran esos parámetros de paz real. Creo que no es ninguna locura exigir la flexibilización de la acogida, según las preferencias de acogedores y acogidos. El tiempo dará la razón a unos u otros.






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