Aquel abuelete impertinente.






En mis tiempos de comerme el mundo o estrellarme contra él –aún vivía Dictator Caudillensis Ferroliano (sé que no es Latín, pero suena bien)–, cuando la estética triunfante no era otra que la de la anoréxica Twyggi, todos soñábamos con tenerla como novia, ocurrió un hecho, que presencié en primera persona, que pasó a covertirse en anécdota pues difícilmente lo olvidaré mientras viva.

Regresaba del centro de Sevilla a mi casa, en el autobús de la Línea 8, y una chica de unos 20 años, bastante "Twyggiana" ella, furor minifaldero, iba en un asiento, atrayendo hacia sus bonitas piernas imposibles de tapar con tan menguada falda, las lividinosas miradas de un grupo de estudiantes que regresaban a sus hogares para comer –hambre, mucha hambre–.

El revuelo en su cercanía era más que evidente, con la chica empeñada en el imposible estiramiento de la cortedad de su falda, ocultando lo  que tanta fruición causaba a los púberes.

El desencadenante de la anécdota, llegó de la mano de un abuelete que ante el sonrrojo de la chica, le dijo: "Señorita, no se esfuerce en lo que es imposible. ¡Más tela, lo que falta es más tela!". No sé si su parada era la siguiente, pero la chica se lanzó hacia la puerta en cuanto el autobús comenzó a frenar.




Al margen de lo correcto o incorrecto de la situación, creo que estamos viviendo una situación, mucho más que similar en la que la reacción del abuelete, es plenamente aplicable y pertinente.

Pocos dudarán la llegada a término de la vida para partidos tan corruptos partitocráticos, como PP y PSOE (al igual que de todos los que emanan el mismo aire rancio y fétido que ellos: IU, PNV, CiC, CC y una lista hasta la saciedad). Esta anunciada muerte en "acto de servicio" –para ellos mismos, no para la ciudadanía– que si no los entierra definitivamente, los dejará en situación de únicamente reseñables a efecto de balance.

Este ocaso
, si se consigue, como parece que será, es  a mano de partidos auténticamente regeneradores o rupturistas, hará que queden huérfanos –de trabajo–, una elefantiásica cohorte de familiares y deudos que ocupaban infinidad de plazas "extractivas", por innecesarias, muchas de ellas creadas ex professo para sus vástagos.

Plazas que, en el caso de que venciara Ciudadanos o CILUS
(ésta más que imposible dada su reducida implantación, merecedora de mejor suerte), serían a extinguir, mientras que en el caso de que venciara Podemos y asimilados, serían ocupadas por sus respectivos familiares y deudos, cuando no, directamente aumentadas. Así lo veo y así, me temo, será.

La lucha desde aquí hasta las próximas elecciones generales, será a sangre y fuego, pues en ella va el futuro de los propios políticos, hoy tan garantizado. No habrá cuartel, ni se harán prisioneros.

Claramente, la batalla ha comenzado en varios frentes. En el aspecto destrustivo, con los recursos que aún dominan PP, PSOE, CiU, PNV y ERC, se están aplicando a destruir, inventar corruptelas, mentir o lo que sea, sobre aquellos partidos que pueden desbancarlos del poder. Es obvio que han concentrado su fuego sobre Podemos y Ciudadanos.

Dejo claro que sobre Podemos, incardinados en referentes tan "incorruptibles y democráticos" como el comunismo, el bolivarismo, o los ayatolás iraníes, y, aunque ahora traten de colocarse de perfil ante el asunto, los están –incardinados– y hasta las trancas. Y, por tanto, que la casta se centren en resaltar sus evidentes contradicciones, me parece beneficioso para la siguiente opción, Ciudadanos. Creo que
básicamente tanto Podemos como Ciudadanos, coinciden en las denuncias sobre la casta, aunque existan matices. Pero Podemos, en mi opinión, la cagan cuando prescriben el tratamiento para recuperar al enfermo. Y esto, olvidándome de que para ellos la mentira sólo es una parte de su programa.

Son los segundos, Ciudadanos, con los que comparto una mayoría de su análisis y, sobre todo, la viabilidad de sus soluciones, los que personalmente me interesan. Aunque en en asuntos como el sistema autonómico, sobre todo, los encuentro excesivamente cortitos. Por aquello del pragmatismo, aunque sea políticamente incorrecto mi posicionamiento, prefiero conservar a las  Diputaciones (funciones puramente administrativas) organizadas por regiones, si se quiere, y eliminar las actuales autonomías (funciones políticas que ya vemos hasta dónde nos han traído). Todo ello, adelgazando convenientemente sus estructuras y megalopatía.

Pero volvamos al asunto. Particularmente peligrosa por el manejo de sus recursos –aunque hilarante, por la actuación de su "materia gris"– me parece la reacción del PP, que al retener de momento, una gran parte del poder omnímodo del Estado, abre desde hace pocos meses, un nuevo frente, medios tiene para ello, contra Ciudadanos que, desde su centralidad –centro derecha, centro izquierda y liberalismo– promete una gran sangría de su electorado natural (el del PP).

Como no existe mayor oxidante para el intelecto que la combinación de impunidad con la idiotez heredada, han comenzado a usar su origen catalán contra Ciudadanos; o, como dice el culto Floriano, Ciutadanscretinamente olvidando que Cataluña, es parte de España, lo que no puede usarse como si su origen, o inspiración, fuera Venezuela, Cuba, Irán o Rusia. Y si vemos que los encargados de transmitirnos todo este mensaje son el "intelectual Floriano" y doña MariCospe, la de las imdemnizaciones en diferido, miel sobre hojuelas.


Pero no olvidemos que desde hace más tiempo, quizás alertados por el surgimiento de Podemos, tanto PP, como PSOE,
se vuelcan en una febril carrera para presentar compulsivamente propuestas, supuestamente regeneradoras: Ley de Transparencia, Pacto Antiyihadista, y otras reformas convenientemente descafeinadas –por el uno, por el otro o por los dos– para dar la sensación de hacer mucho para que no cambie nada. En este punto es donde la ciudadanía menos informada y crítica, puede volver a ser engañada y aquella conocedora de la situación real, refuerce su intención de voto hacia Ciudadanos.

Idiotas, no os esforcéis en lo que es imposible.
¡Más democracia, lo que falta es más democracia!



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