Mi decálogo como afiliado (01/2009)



Esto que os transcribo a continuación, 
no deja de ser algo que escribí en Enero de 2009
 y que, por su actualidad, 
no me voy a negar el placer de reponerolo ahora.

Creo que cada ser humano, consciente o inconscientemente, debe tener su propia declaración de principios, una especie de Manifiesto personal en el que deje bien sentado, por si alguna vez tiene dudas sobre ellos, qué piensa sobre muchos de los temas trascendentes y sobre algunos de los más triviales. La coherencia personal de cada individuo se podrá medir comparando el diferencial existente entre lo que dice pensar sobre estos principios y lo que realmente resulte de su actuación al respecto. Vamos, que aquel que se declara como virtuoso de la honestidad y resulta ser un chorizo integral, obtendría un gran diferencial entre su autodefinición y lo que sus actos demuestren; esto es, demostrará una terrible y abultada incoherencia, independientemente de lo gracioso, activo, bebedor, bailongo y brillante que se muestre la critaura habitualmente.

En esto de los principios deben existir dos escalas: una tendría en cuenta la relevancia que uno le otorga a cada principio, lo fundamental que ese principio es para cada uno; otra, la firmeza de esas convicciones asumidas, lo madurados y apoyados en
sólidos argumentos que están esos principios.

Así que, sin ánimo de pontificar sobre nada, a continuación os expongo mi particular decálogo, mi propia norma de conducta o principios que, como comprenderéis a lo largo del texto, son los que son, no hay más al respecto. Todo ello, sin intención alguna de imponer nada a nadie pero me sentiré pagado si algunos de mis principios os son de utilidad. Añado alguna acotación como recomendación fruto de mi propia y reciente experiencia personal.

  • No existen dogmas intocables.- Salvo el respeto por la vida, los derechos humanos y principios como la libertad, la igualdad y la paz, todo puede y debe ser cuestionable: reglamentos, organización interna, programas, liderazgos, alianzas; eso sí, según se establezca por los reglamentos en vigor, no de forma asamblearia. No se puede tomar una resolución que cumplimente todas las garantías e inmediatamente comenzar a exigir una nueva reunión para revocarla.
  • La lealtad se debe a los principios, no a las personas.- Son los principios contemplados en nuestra carta magna particular, el Manifiesto Fundacional (me refería al Manifiesto Fundacional de la formación a la que estaba afiliado en aquellos momentos), los que deben recibir nuestra fidelidad, que no fe ciega, cuanto más razonada mejor, más profunda serán nuestras convicciones. Las personas pueden cambiar(*) y renunciar a dichos principios o a parte de ellos. Esto no quiere decir —que todo hay que aclararlo—, que no deba existir respeto al compañero, con responsabilidad o sin ella, sino que en caso de duda, son los principios, y no las personas, los que deben prevalecer. (*) Sobre todo después de tocar poder.
  • Trabaja, trabaja y trabaja.- Lejos del cínico "el trabajo os hará libres" de Auschwitz, un partido como el nuestro que nace de un movimiento ciudadano, se construye, junto con el trabajo de los líderes, con la entrega y el trabajo de miles de afiliados y simpatizantes; siendo fundamental el trabajo de estos últimos(*) para expandir nuestro ideario entre la ciudadanía. Por ello el colaborar en la actividad del partido, refuerza tu derecho a exigir respeto. Es el cumplimiento de nuestras obligaciones ciudadanas el que legitima la exigencia de nuestros derechos. (*) No permitas que nadie se atribuya el fruto de tu trabajo, si lo hace contigo, lo podrá hacer con otros. Considera siempre, eso sí, la posibilidad de un mal entendido.
  • Lucha por lo que crees y no te apegues a los sillones, dimitir es sano.- Si estás convencido de la bondad de tus propuestas, defiéndelas allá donde tengas derecho a hacerlo(*), no permitas que nadie reprima tu derecho a hacerlo y, si así ocurriera, denúncialo, interna o públicamente. Nadie en el partido puede ordenar realizar una actividad contraria a la ética y a nuestro Manifiesto. Así que si observas cualquier acción de este tipo, comunícalo al órgano pertinente y, si no eres oído, públicamente a la afiliación. Si en el ejercicio de cualquier responsabilidad, cometes algún error de cierta relevancia, ofrece tu dimisión o hazte cargo de la responsabilidad ante quién te la haya otorgado (cargo o afiliación). Si el error es importante, dimite directamente asumiendo tu responsabilidad. Dimitir, es una obligación en el decente y sólo una estupidez para el indigno, y ya va siendo hora de que lo sepamos transmitir a la sociedad con el ejemplo. (*) Procura aclarar públicamente, en algún foro o blog muy visitados, tu propuesta y su finalidad para que nadie por ignorancia o intencionadamente, mal interprete tu actitud y/o propuesta.
  • Regenerar la democracia exige regenerar la sociedad.- Todo nuestro ideario y, por tanto, nuestro trabajo van destinados a regenerar nuestra democracia. Pero sería un error de necios no tener claro que para ello deberemos comenzar por regenerar a la propia sociedad española ya que la política no deja de ser un reflejo de esa propia sociedad. Esto mismo debe ser reflejado en nuestro comportamiento personal, como en todo, mucho más convence el ejemplo que las palabras.
  • No se puede ser regenerador y "marxista" (de los de Groucho).- La famosa frase atribuida a Groucho Marx: "Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros" es incompatible con un posicionamiento auténticamente democrático y regenerador. Rodéate de compañeros que tengan todas las ideas del mundo pero que no estén prestos a echar mano de ese "segundo juego de principios"(*) para sustituir los primeros. Será la garantía de que, si te vas a equivocar, ellos tratarán de impedirte que lo hagas o, en su caso, de que las consecuencias no lleguen a ser irreparables para el partido, en vez de ayudarte a responsabilizar a otros de tu fallo. (*) Respecto a los que tienen tantos principios como le hagan falta, un serio consejo no te fíes nunca de ellos, terminarás por lamentarlo. Son inevitables en cualquier partido, pero cuanto más lejos, mejor.


  • En política no existe la "obediencia debida".- Si la tarea que te encargue un responsable no se ajusta a la ética y los principios contemplados en nuestro Manifiesto, niégate a realizarla y denúncialo en el partido. Estás en tu derecho y es tu obligación. No aceptes nunca labores de comisario político. La disciplina, como obediencia debida, para autojustificar cualquier sucio abuso, no es una argumento en democracia. Recuerda, en democracia no todo vale.
  • Ineptitud, servilismo, estupidez y soberbia, las cuatro pestes del político .- Hay otras "enfermedades" que debieran desaconsejar el apoyo político a cualquiera que muestre sus síntomas pero son estas cuatro, las más abundantes y demoledoras por el daño que pueden causar, y sin duda causarán, a la consecución de los fines del partido. Si una responsabilidad te viene grande, situación que no es nada vergonzosa, renuncia a tiempo; además de honrarte y hacerle un favor al partido, evita que otros finalmente te echen.
  • Cuídate de los sectarios y desconfía de los conversos a lo San Pablo.- Sectarios, los hay en todos los partidos y el nuestro no será una excepción; no han razonado su afiliación, no les hace falta, lo hacen por fe en el lider, en las siglas u otro referente; incapaces de actuar por principios, simplemente por hartazgo de lo que nos toca vivir, precisan de consignas y, en manos de gente sin principios, se vuelven peligrosos. Respecto a los conversos repentinos, "ver la luz y creer", si ya es bastante difícil de tragar a los ojos de la fe religiosa —sólo concebible para el sectario—, mucho más desde la óptica de un partido laico. Tiende la mano pero sé precavido con las convicciones democráticas de estos "conversos". Quién ayer, tan sólo ayer, defendía la inmersión lingüística o la exclusión del diferente, hoy no puede tener el aplomo necesario para defender a los discriminados, salvo que sea un gran farsante.
  • No seas un bocazas.- Si alguna vez tienes una responsabilidad que te obligue a hacer declaraciones públicas, será un buen ejercicio empaparte de nuestro Manifiesto Fundacional, los Estatutos y los Programas del partido. Piensa bien lo que vas a contestar, recuerda que siempre es mejor un a palabra de menos que una de más y habla lentamente. Si eres portavoz, debes saber diferenciar claramente entre lo que sería tu legítima opinión personal y lo que es una postura oficial del partido. Tu opinión personal aunque dejes claro que es eso, "personal", puede lastimar seriamente la imagen del partido, por tanto no descartes respuestas como "aún estamos debatiendo para fijar la posición oficial del partido, al respecto". 

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