Que nos colonicen los bárbaros


Por raro que nos parezca, los países árabes y del Magreb no tienen la exclusiva sobre las revueltas de sus ciudadanos contra los políticos que los sojuzgaban, estas son claros signos de pueblos cansados y que, por diferentes motivos, tratan de tomar en sus manos su propio destino, y les llamamos despectivamente "moros", aunque no todos lo sean. 

Parece que los sucesos que comenzaron con anterioridad en los confines del mundo, en tierras de bárbaros, en Europa, poco nos interesan a los españoles. Sin embargo, Islandia ha venido a darnos una lección de civismo, con un vuelco democrático hasta el punto de exigir la elaboración de una nueva Constitución con normas más estrictas que impidan derrumbes económicos como el que han padecido.

Mientras, cabría esperar que, en un país tan civilizado como el nuestro,los  ciudadanos exigiríamos cuentas a nuestros políticos por el expolio sistemático de nuestros derechos y nuestros bienes, eso sí,más en la línea de nuestros bárbaros del Norte, que en la más violenta de los de la Alianza de Civilizaciones del Sur, ... ¿Y?  Ya vemos de lo que somos capaces.

Me he permitido traducir la noticia original que está AQUÍ:



Islandia elige a ciudadanos comunes para preparar una nueva Constitución


Por ALDA SIGMUNDSDOTTIR, Associated Presss Viernes 26 de Noviembre, 8:52 am

REYKJAVIK, Islandia - Islandia está haciendo una nueva constitución y realmente va a ser la voz del pueblo.

La isla volcánica con baja densidad de población está en la celebración de una inusual elección el sábado para seleccionar los ciudadanos que prepararán una nueva Constitución, un ejercicio de democracia directa, que nace de la indignación y la reflexión que siguieron a la crisis económica de la nación.

Cientos de personas están compitiendo por la oportunidad de estar entre las treinta y una personas que formarán la Asamblea Constituyente programada para convocar a principios del próximo año - una fuente de enorme orgullo para los islandeses que han visto recibir una paliza a sus egos en los últimos años.

"Esta es la primera vez en la historia del mundo que la Constitución de una nación se revisa de esta forma, por el proceso de democracia directa", dice Berghildur Erla Bergthorsdottir, portavoz del comité encargado de organizar la Asamblea Constituyente.

Islandia nunca ha escrito su propia constitución. Después de ganar su independencia de Dinamarca en 1944, tomó la Constitución danesa, modificando algunas cláusulas para establecer que ahora era una república independiente, y sustituir la palabra "rey" por  "presidente". Una revisión completa de la Constitución ha sido el orden del día desde entonces.

Aumentó la presión para la acción después del colapso económico de la nación en 2008, un evento marcado por simples ciudadanos convocados en el exterior del Althing, el parlamento, golpeando cacerolas, sartenes y barriles - una sonora y fuerte expresión de furia. La crisis se percibe no sólo como un fracaso de la economía, sino del sistema de gobierno y de las agencias regulatorias. Muchos ha llegado al convecimiento de que un marco constitucional más estricto -incluyendo una más clara división de poderes- podría haber sido capaz de reducir al mínimo el daño, o incluso a prevenirla.

"Es muy importante que los ciudadanos de a pie, que no tienen interés directo en el mantenimiento del statu quo, participen en una revisión de la Constitución", dijo el Primer Ministro Johanna Sigurdardottir. "Esperamos que esta nueva Constitución sea un nuevo pacto social que conduzca a la reconstrucción y la reconciliación, y para que eso suceda, la nación entera debe participar."

La elección marca un nuevo giro en las fortunas de este país nórdico de apenas 320.000 habitantes, que pasó de maravilla económica a la papelera fiscal casi durante una noche. La escarpada isla colonizada por los vikingos se transformó de un país de pescadores a centro de las finanzas internacionales a una velocidad vertiginosa. Inversores islandeses -apodados "los salteadores vikingos" - se hicieron con los activos de todo el mundo durante una década, sobre todo por los fondos prestados.

La crisis financiera mundial causó estragos políticos y económicos en Islandia. Los bancos se derrumbaron en octubre de 2008, y con ellos la moneda islandesa, la corona. El desempleo se disparó, al igual que el costo de la vida. Los préstamos otorgados en moneda extranjera durante el auge, se duplicaron, triplicaron o cuadruplicaron repentinamente, todo debido al colapso de la corona.


Los islandeses reconsideraron sus valores y se volvieron a cuestionar los fundamentos de su sociedad, incluidas las que había facilitado el auge. La ira creció a medida que más casos de delitos e incompetencia en los sectores privado y público fueron descubiertos. Los islandeses se despertaron a la cruda realidad de que su país, que había estado continuamente en la cima, o cercano a ella, del Indice Internacional de la Transparencia y de lucha contra la corrupción, fue, de hecho, sumergido en la corrupción.

Esto fue confirmada en última instancia, por un informe de 2.000 páginas tras una investigación parlamentaria especial. Dicho informe puso de manifiesto que los fundamentos de la sociedad islandesa se habían deteriorado y que una revisión radical del marco social era necesaria.

Sigurdardottir, dice un nuevo pacto social puede al menos ayudar a "restaurar la fe del público en el gobierno."

La Asamblea Constituyente estará compuesta de 25 a 31 delegados, el número final será determinado por una relación de género e igualdad. Estará integrada por ciudadanos comunes elegidos por voto directo y personal. Cualquier persona tiene derecho a presentarse a las elecciones, con la excepción del presidente, los legisladores y la comisión designada para organizar la asamblea.

La asamblea redactará una propuesta  de nueva Constitución el próximo año. Se utilizará material de otro extraordinario proyecto de principios de este año en el que 1.000 islandeses -18-89 años- escogidos al azar ofrecieron sus puntos de vista sobre lo que debería estar en la Constitución.

Los elegidos recibirán un salario igual a la de los legisladores de Islandia, mientras que la revisión de la Constitución se lleva a cabo, y los empresarios islandeses están legalmente obligados a conceder una licencia a cualquier empleado elegido para la asamblea.

Uno de los candidatos, Thorvaldur Gylfason, profesor de economía en la Universidad de Islandia, estableció paralelismos entre Islandia y Sudáfrica, diciendo que un país que ha sufrido un shock necesita un nuevo comienzo.

"Un país que ha sufrido un completo colapso económico y moral debe comenzar con la pizarra limpia", dijo. "Tenemos que garantizar que el tipo de malas prácticas y la negligencia que, entre otras cosas, llevaron al colapso de la economía islandesa hace dos años, no puede volver a ocurrir."

No todo el mundo está convencido de que la Constitución debería ser modificada, y algunos ven el proceso como un ejercicio de frivolidad populista. Ellos argumentan el alto costo de la asamblea y la dificultad de presentar adecuadamente a todos los candidatos.

Thorsteinn Arnalds, un ingeniero, mantiene la esperanza de conservar intacta la Constitución vigente, argumentando que realizar cambios en un momento de crisis es absurdo. "La Constitución no tiene nada que ver con el colapso bancario, y no es un impedimento en el camino de la reconstrucción", dijo. "Justo ahora necesitamos a las estructuras sociales básicas en su lugar, no que sean derribadas."

Otros, como Berglind Steinsdottir, un corrector de pruebas y estudiante, son más entusiastas. "Soy increiblemente optimista y entusiasmado con ver lo que sale de esto", dijo Steinsdottir.


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2 comentarios:

Jacques.fr | 20 de marzo de 2011, 4:25

A ver si conseguimos que este asunto de ISLANDIA salga algo más en los medios! Por mi parte, para quien quiera profundizar en cómo pasó todo esto (y para quien quiera hacerse una idea en perspectiva de toda la crisis económica y política de Islandia), recomiendo el siguiente artículo-resumen:
http://politicaenlacornisa.blogspot.com/2011/03/revolucion-en-islandia-pero-que-fue-lo.html

Juan Espino | 21 de marzo de 2011, 13:34

Muy interesante tu entrada, sobre todo por una muy conseguida documentación.

Me llama la atención, la cita del Profesor D. Javier Redondo Rodelas, que encabeza tu blog. Te diré que me gusta el enfoque, pero no la puedo compartir por generalizadora: en resumen, la ideología es mala. Yo disiento. Creo que la ideología aporta unos referentes necesarios. Donde encuentro el problema, como en el vino –por muy bueno que éste sea–, es en la dosis. Por tu nombre, Jacques, y por el indiciario ".fr" que le acompaña, me temo que no estás muy familiarizado con uno de los arreos que solían llevar nuestras caballerizas, las anteojeras, que eran unas piezas rectangulares, más o menos, de cuero que se colocaban a la altura de los ojos, a ambos lados de la cabeza del caballo, mulo o asno –aunque parezca mentira, nuestros políticos no las necesitan– como elemento que les reducía mucho la visión, impidiendo la lateral, de forma que la cercanía de algún peligro no les causara la estampida. Esa es la dosis dañina, y democráticamente letal, de ideología. La que te impide ejercer el espíritu crítico, la del pensamiento único, impuesto y teledirigido desde los aparatos internos de los partidos hacia los militantes y, a través de los medios de comunicación "amigos" hacia sus votantes de piñón fijo.

Respecto al análisis que efectúas, comparto la diferencia del caso islandés con respecto a los actuales en el mundo musulmán. El único paralelismo está en que los actores de los mismos ha sido el pueblo, si bien, por muy diversos motivos. Y me escandaliza el diferente trato mediático dado a uno y otros.

La razón de ésta ignorancia calculada –en mi opinión, calculadíasima– habrá que buscarla en que, a día de hoy, los medios de comunicación, como casi todo, están domesticados y son tan independientes del poder político-económico, como lo son entre sí, dos hermanos siameses que comparten la columna vertebral.

No sé si el resultado final de lo ocurrido en los países musulmanes, se podrá definir como revolución, el tiempo lo dirá.

Desde luego, en el caso de Islandia, me limito a llamarle vuelco democrático, porque así lo veo. La gente, consciente del poder real del ciudadano agrupado, ha presionado en la calle y en los medios, unamos a ello una dominancia cultural del cristianismo, versión luterana o calvinista –en los que no funcional la versión católica-ortodoxa, donde un conveniente arrepentimiento de últimísima hora, nos garantiza el cielo–, que lleva a los ciudadanos y políticos a tener un concepto muy distinto, respecto a los habitantes de la Europa Meridional, sobre la moral pública y la privada, vamos, que la dimisión de los políticos no es ninguna excepción. Con esa conjunción, consciencia del poder ciudadano y concepto de moral/ética pública, tenemos todos los ingredientes para ese vuelco democrático que, en mi opinión, sería bastante similar a una imposible revolución pacífica.

De procedencia de la izquierda, veo que hay políticas de la izquierda que no funcionan y políticas liberales que sí lo hacen. Aquí es donde hay que aplicar lo de las dosis de ideologías, desterrar la ideología con anteojeras, el sectarismo.

Hoy no puedo alargarme mucho, por lo que respecto a las posibles soluciones, dejando claro que no soy economista, prefiero llevarlo al campo del sentido común, en el que –inmodestamente– creo tener master, y ahí pienso que hay que huir de los errores, pero si alguien tiene derecho a equivocarse este es el pueblo porque se quien sea el culpable, él será, siempre, el que pague los platos rotos.

Soy de los que piensan que los ciudadanos españoles debemos dar un vuelco aún mayor que el conseguido por lo islandeses, hacer efectivo la determinación constitucional que de que somos los detentadores de la soberanía nacional. sobre todo con la corrupta, endogámica, egoísta y sectaria casta política que padecemos.

Hay que intentarlo, a pesar que en civismo estamos a años luz, de los islandeses.