Con la que está cayendo


Hay que mojarse

Deberíamos añadir un poco de objetividad al mejunje que estamos cocinando, o corremos el riesgo de enfrentarnos a una falsa realidad creada a fuerza de estereotipos que nos obligaría a reconocer que somos tan tontos que no hemos sabido descubrir ayer, al menos un ayer de más de un año, los rabos y cuernos que adornaban el físico de algunos compañeros, hoy malos malísimos de toda maldad e incapaces de haber trabajado por algo que no fuera una desmedida y criminal ambición personal. Nada más incierto que un estereotipo de cartón piedra, pues estos compañeros que hoy denostamos posiblemente con toda razón, negándoles cualquier aporte a la causa, han trabajado, y tanto como el que más. Aunque quizás ya en algunos era bastante visible que tanta entrega buscaba una colocación en puestos de poder, pero de atribuirles esa temprana apetencia, habría que hacerlo con ambos bandos. Si comenzamos por negar así las evidencias, menudo análisis obtendremos. Sin olvidar que sin una sana ambición política —digo: sana— nunca tendremos un buen político.

No caigamos en análisis pueriles, exclusivamente en blanco o negro, pues lo único que conseguiremos con ello es alejarnos de la correcta solución del problema. Lo que está ocurriendo en la CT de Madrid, en realidad en UPyD, no es debido a que un coordinador y los "suyos", se hayan convertido en Sauron y sus "orcos" de la noche a la mañana, ni a que un portavoz se haya embutido los increíblemente elásticos ropajes de Gandalf, mientras sus aliados, algunos circunstanciales y providenciales arietes contra el oponente, se hayan transmutado en caballeros Rohirrimm. Como tampoco yo soy el "Gollum" que los unos y parte de los otros que, por cierto, entonces eran uña y carne, aceptaron tragarse que era y algunos de ellos, además, se empeñaron en hacer creer que lo era, a otros afiliados.

Los hechos se han explicado, e incluso exagerado, sobradamente en blogs, y foros y haciendo un rápido resumen, los agraviados acusan al coordinador madrileño y a parte de los suyos de mentiras documentadas, haber culpado a otro de los errores propios, atacar vilmente a compañeros a través de familiares muy cercano, igualmente afiliados. Hechos, en mi opinión, bastantes más graves que algunos que sí han provocado no lejanas aperturas de expedientes de expulsión. Todos, o casi todos los de un bando, han reaccionado ante un ataque contra su persona, su trabajo o los suyos (del otro prefiero no hablar). Y tienen todo el derecho para hacerlo y con ellos está mi simpatía y el apoyo que pueda prestarles.

Sin embargo, y ahí radica lo más triste de esta situación, muy pocos, poquísimos, de los contrincantes de esta cuita han saltado a la arena movidos, no porque les afecte personalmente tal o cual "putada", sino porque en UPyD, por determinadas personas y desde hace ya tiempo, se esté actuando de forma despótica y contraria a lo fijado en nuestro Manifiesto, con falta de toda ética y desde luego pasándose por el forro del gabán, muchos de los principios de nuestro ideario.

Y más que triste, resulta alucinante si, a pesar de las intolerables actuaciones de estos a los que algunos llaman ya "pretorianos", uso la denominación por ser la más suave de las que les destinan, observamos quiénes parecen estar respaldando el que no se actúe contra ellos. Intervenir y tratar de evitar o posponer cualquier medida correctora ante el uso que hacen de métodos torticeros, inadmisibles en UPyD, sería validar el vergonzante relativismo moral y legal que tanto, y con tanta razón, hemos imputado a Conde-Pumpido, Garzón, Zapatero y otros durante su negociación con ETA.

En este caso, el argumento, la consigna, parece ser: es mejor no hacer nada hasta después del Congreso para "que no se desmotiven los afiliados". ¿Esa es la confianza que merecemos los afiliados a los ojos de la dirección? Como si fuéramos un atajo de inanes, incapaces de convicciones sólidas, cuando, por cómo actúan algunos de ellos, las tenemos bastante más arraigadas que parte del "oficisalismo".

Por esta casi obsesiva preocupación manifestada, constato que, al menos alguien más, está tan preocupado como yo por el futuro Congreso Constituyente. Lo que también me sospecho es que sus intereses y los míos al respecto, no sean tan coincidentes.

Simplemente porque estos métodos son incompatibles con cualquier interpretación personal de UPyD, que no sea la pura y avariciosa del "Mi teesssooorooooo" y porque considero que los agraviados tienen razón, me pongo clara y críticamente a su lado, independientemente de quiénes sean, que es como hay que hacer las cosas, y remarcando que me parecería intolerable que la dirección del partido pudiera respaldar el uso de esos métodos.

Cuando el poder lo detentan absolutamente y sin control aquellos para los que "todo vale", las normas, el compañerismo y la ética, saltan por la ventana.



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