¿Un infame por Ministro, o un Ministerio para el expolio?







Los contínuos desvaríos del actual Ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, son de carrillón catedralicio, no tanto por sorpresivos, que no lo son, o por increíbles, que sí lo son, sino por evidenciadores de una maligna voluntad de favorecer dos cuestiones que tanto montan, montan tanto:
  • No perder la capacidad recaudadora de la Hacienda Pública, ya que el 21,38% del recibo son impuestos.
  • Favorecer descaradamente la rapiña que el lobby energético realiza sobre todos nuestros bolsillos.
Esta última intención –que me barrunto, nos barruntamos– con tal, primero, de aumentar continuamente las cuentas de resultados de este codicioso lobby y, depués, de favorecer su vejéz dorada en el sillón reservado tras las puertas giratorias que, nadie duda, le ofrecerán las propias energéticas, o empresas participadas, si comienzan a tener un poco de pudor.

Veamos, en enero de 2013, únicamente el 45% aproximadamente del importe del recibo, correspondía a la energía efectivamente consumida.



Pero, no contento con esta rapiña –que se vayan atando los machos aquellos valientes que se atrevan a desafiar el derecho de pernada que nuestros preocupados gobernantes han otrogado a este avaricioso oligopolio–, el sicario Soria, se empeña en amargarnos la existencia a los que creemos que ante el inmenso expolio de nuestras rentas por un encorbatado atajo de golfos, preocupados exclusivamente cuentas de resultados y, por tanto, por sus bolsillos, hay que plantar cara, no a lo Podemita pero sí con cierto grado de desobediencia civil. Y claro, ha optado por la técnica del miedo, ha desenterrado un Corcuerazo, tan denostado por el PP, con unos inspectores vistantes que pueden entrar en tu casa, con el socialista, o nazi, método de la patada en la puerta. Pero puede caer aún más bajo, sóslo gfalta que se lo pidan sus "amos".


 No voy a perder tiempo en concretar si esta es la verdadera cara del capitalismo –aunque lo dudo–, o es el reflejo de una panda de golfos, asociada con una casta de políticos corruptos, que han generado lo que algunos llaman el "capitalismo de amiguetes". en cualquier, caso para nosotros los sufridores, el resultado es el que es: el empobrecimiento galopante.

Como todo poder omnimodo y toda mentalidad totalitaria, a la falta de argumentos, contraponen auténticas multas desproporcionadas: "un hogar con placas solares que haya cometido una infracción muy grave podría recibir una multa (60 millones de euros) de una cantidad que es el doble de lo que la Ley establece, por ejemplo, para un delito de "abandono o liberación (escape en una central nuclear) de materiales radiactivos" (según argumenta
Vozpópuli en el artículo enlazado). 

Una desproporción que, espero, los tribunales europeos, coloquen en su lugar ya que poco cabe esperar de la servil justicia española, sobre todo cuanto más alto sea el tribunal. Continúa Vozpópuli: "La multa de 60 millones es 260 veces superior a la que se podría imponer por una accidente de avión provocado por una negligencia, señalan desde UNEF o 100 veces superior a la sanción por un delito alimentario (utilización de ingredientes adulterados o contaminados)".

Todo ello sin volver a explayarme con que la actual política PPera contra las renovables, va justo en la dirección contraria a las renovables y renovadas directrices europeas.


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