Pasmao me he quedao.







Esto de tratar de ejercer como espíritu libre, de ser independiente, se hace cada vez más difícil, lo que no deja de ser una contradicción con el innegable avance de las ideas liberales en nuestra sociedad. Pues eso, de pensar libremente te hace recibir críitcas y/o descalificaciones desde todos los lados, no únicamente desde los del "pensamiento único" de la izquierda, sino también desde los –¿talibanes?– del liberalismo.

Para no hacer innecesariamente sangre y ser justos, creo que estos últimos, poco tienen que ver con el liberalismo clásico, algunos de ellos se esfuerzan en decir que ellos son liberales, mientras otros se esfuerzan por definirse como "los auténticos liberales" –debe ser como aquello de ETA y ETA 5ª Asamblea–; desde mi punto de vista personal, desde el momento en que lo que no sea pensar como ellos, lo convierten en "puta" socialdemocracia, y, por tanto derribable, dejan de ser liberales. Serán anarco-capitalistas, ultra-liberales, anarco-liberales, capitalistas libertarios, liberales economicistas o como les satisfaga denominarse, pero no son liberales. Esta rotunda afirmación la baso en que me niego a contribuir al fallecimiento, uno más, de una bella palabra, LIBERALISMO, usándola para denominar a cosas que no lo son.
 

Es la toleracia del liberalismo, imbécil, que dirían desde una Tribuna Libre.

Y aquí aplico a tolerancia su justo significado:
    (Del lat. tolerantĭa).
    1. f. Acción y efecto de tolerar.
    2. f. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

    ... ...
     ~ de cultos.

    1. f. Derecho reconocido por la ley para celebrar privadamente actos de culto que no son los de la religión del Estado.
O sea, nada que ver con gilipollez, cobardía, idiotez, suicida o cualquier otra lindeza más regalada, que los caramelos en una cabalgata de Reyes Magos, en estos días. Puedo admitir lo de poner la otra mejilla, pero sólo una vez. Y siempre que la integridad de mi vida lo permita.

Por ello, me sorprende la "talibanesca" respuesta de Arcadi Espada –con otros muchos rajándose las vestiduras– a unas palabras, poco afortunadas pero claramente sacadas de contexto y en una coversación coloquial, del Papa Francisco. Lo de poco afortunadas, es porque él ya pocas veces podrá hablar como Jorge Mario Bergoglio, y sí como Papa. Y a la menor –éste ha sido el caso– el titular será, como en el caso del arzobispo de Canterbury, si no lo mismo, algo peor, como "el arzobispo viene a New York de putas". 


Que esto sea periodismo, o no, del S.XXI, júzguenlo ustedes, pero ¿esperable de una persona como Arcadi? Nasti de plasti, criaturas. Dice, entre otras lindezas:

    "El episodio no solo revela la peculiar noción que el Papa Francisco tiene sobre la legítima defensa y sobre la relación entre las palabras y los puños. En realidad lo más abyecto es el oportunismo. El aprovechamiento de la matanza de París para lanzar una gélida y dogmática advertencia a los burlones. Hay algo mucho peor que comprender a los asesinos y es comprender, absolutamente y en toda su extensión, a sus víctimas."
Por otra parte, puedo criticar y critico la más actual pederastia en los sacerdotes, los salvajismo cometidos en nombre de Jesús y su Iglesia, a través de nuestras Cruzadas o la Santa Inquisición , al igual que otras muchas de factura transpirenáicas en un pasado ya remoto, salvo en la Memoría Histórica.

Por lo mismo, creo en la necesaria crítica por el anquilosamiento en el que el
Islam, ha permanecido inmune al paso de la Historia. Para ellos, en general, esa Historia no ha pasado, permanecen anclados en la Edad Media. En el amparo –por silencio o arenga directa–, mucho más que generalizado, prestado por sus autoridades religiosas, a crímenes bastante más fuera de la Historia que nuestros pretéritas Cruzadas, con acciones mucho más indiscriminadas, cruentas e inhumanas, merecedoras de consideración de Crímenes contra la Humanidad, de esos terroristas de ISIS, Al Qaeda o Boko Haram.

Pero algo también es cierto, desde mi condición de no practicante pero dispuesto a ejercer la crítica, como ya he hecho, contra todo lo que me rechine, sea amparado, o no, por la religión, no es menos cierto que  el cuerpo no me pide reaccionar atacando lo, para sus practicantes, más sagrado de esas fes religiosas. No tengo esa necesidad.


Es más, considero que en algunos casos se ha sobrepasado con creces el legítimo derecho a cirticar, discrepar o provocar la carcajada, atacando lo fundamentos más personales de esas creéncias. Y si queréis saber si pienso que así lo ha hecho Charlie Hebdo, diré que pienso que sí lo han hecho, con algunas de sus mofas o caricaturas. En cualquier caso, son los Tribunales de Justicia, –en una Europa garantista– los que deberán acoger las denuncias de los ofendidos y nunca los gatillos de los Kalashnikov.



Una muestra de lo que pienso y he colgado en mi Muro de FaceBook




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