Yo acuso,... y me acuerdo de todas sus familias.



A fuer de que me definan como demagogo –lo cual, en román paladino, me la suda–, voy a comentar lo que realmente pienso de circunstancias como ésta que, por pensarse que es el chocolate del loro o, lo que es peor –y me temo que la realidad–, por los bajísimos niveles de auto-ética (exigencia ética aplicada a uno mismo) bastante generalizados en la sociedad española, pasan exclusivamente salpicadas por la indignación que estos privilegios causan en una entumecida conciencia social. La noticia:

http://ecodiario.eleconomista.es/politica/noticias/4769825/04/13/Un-asesor-de-Gallardon-paso-a-ganar-55000-euros-al-ano-del-Club-de-Campo-tras-dimitir-por-conducir-borracho.html


En resumen, un individuo –que como veremos no es lo importante, sino la repetitiva forma de actuar–, Roberto Sanz Picacho, director general de Deportes del Ayuntamiento y de la Fundación Madrid 2012 , es cazado conduciendo con unos índices de alcoholemia inaceptables y se ve obligado a dimitir de sus funciones. Hasta aquí –en la irresponsable actitud de nuestra casta–, sería hasta plausible su acción.

Pero sorpresivamente la aparente dependencia de Gallardón, alias "Indultator", de este individuo, hace que que no pueda prescindir de sus ¿conocimientos? en Marketing y Dirección Comercial y le coloca al poco tiempo (50.000,- euros), bastante silenciosamente, en el Club de Campo de Madrid –entidad que también posee sus propios escándalos, como no podía ser de otra manera, al estar en manos de nuestra nunca bien apreciada casta política–. Se le encarga la misión de: "gestionar de forma correcta las diferentes licencias y permisos oficiales de las obras que se están realizando en el club o vayan a realizarse en un futuro, así como que coordine las relaciones necesarias entre los diferentes constructores con el centro y controle la documentación exigible". Actividad para la que resaltan: "es un experto en estas materias" (recuérdese su nula formación al respecto).

Al parecer, quizás por la escandalera montada, en el presente mes de Abril no le renuevan su contrato anual. No importa, ya le buscará un nuevo puesto, real o inventado, dentro de la administración o en una empresa pública o en alguna de las empresas privadas habituales, dado que es la forma habitual de actuar de la casta con familiares, deudos, simpatizantes o simples conocedores de detalles que no deben quedar expuestos al aire que todo lo orea y lo difunde.

Hasta aquí, los hechos. Pero éstos, y otros similares, en los que suelen estar pringados PP, PSOE, IU, CiU, PNV, etc –que todos son uno y trino–. No serían más que actos fruto de la patrimonialización de lo que es propiedad de los españoles, exclusivamente a favor de una endogámica casta corrupta.

Sin embargo, quiero resaltar otro aspecto de esta noticia. Nada está aislado en nuestra actual sociedad. Todo está íntimamente relacionado con casi todo, y dinero que me gasto de más por aquí, lo tengo que recortar de otro sitio: Educación, Sanidad, ayudas sociales, paro, hambre, hambre, hambre …

Es más, éste expolio no comenzó recientemente, se remonta a épocas más remotas, las del "hermanísimo" Juan Guerra, e incluso anteriores, aunque fue entonces cuando se hicieron visibles. El revuelo de entonces fue notable. Pero coincidiendo con mi tío, ya desaparecido, Pedro Dicenta –de los Dicenta de toda la vida–, tengo que reconocer que una amplia mayoría de los indignados de entonces, ya apuntaban el gran mal social de los españoles: su indignación, no era tanta por el expolio o la iniquidad de sus hechos, sino porque ellos nunca podrían hacer lo mismo.

Jacinto Pellón, Rosendo Naseiro, Filesa, Maresa, caso "Banca Catalana", caso "Gürtel", caso "Campeón", caso "ITV", caso "Bankia", caso "CCM", las Preferentes, caso "Pallerols", caso "Santa Coloma", fraude de las Tragaperras, caso "ERE", casos "Marbella", caso "Bárcenas", caso "Noos", etc. … 


En la actualidad existen 1661 casos de corrupción
abiertos  contra la casta política, por fraudes, apropiaciones, tráfico de influencias y otros. Un auténtico escándalo que de por sí justificaría en una sociedad sana, plantarse ante el Gobierno de turno y la toma de las calles, exigiendo unas radicales reformas que acabaran con todo esto. Salvo las algaradas de los grupos más extremistas, las acciones cívicas de la sociedad de ciudadanos (los conscientes de que ser ciudadanos conlleva la exigencia de sus derechos pero también, el cumplimiento de sus obligaciones), brilla por su ausencia.


 
Me resulta intolerable, esta inacción de la sociedad civil. Máxime llegados a esta situación real de emergencia nacional. Es que ahora -y lo de antes también–, lo que se nos roba por colocar a estos Roberto Sanz Picacho, Carromero, o lo que directamente nos roban ellos, estos Juan Lanzas (ese sindicalista cuya estúpida mueca de risa conlleva la jactancia de desafío de "pilladme el dinero", el muy gilipollas), Luis Bárcenas o Iñaki Urdangarín, se lo están robando directamente a personas que desesperadas se suicidan, a mayores que tienen que esperar sine die el implante de una prótesis, los casos de muerte por falta de asistencia médica urgente o los niños que pasan hambre, en mi opinión, exclusivamente imputables a los recortes. Estos golfos, y los que les amparan y colocan, son indirecta, pero muy principalmente, responsables civiles –y algo más– de esas muertes y esas situaciones extremas y sangrantes.



Si no existieran otras alternativas de las que recoertar, cabría pensarlo. Pero digan lo que digan desde la casta, sí existen, comenzando por la eliminación de esos puestos totalmente innecesarios y prescindibles, limitación por ley 
de los asesores y otros cargos de libre designación, según el tamaño del ente, unas sanciones penales y civiles más ejemplarizantes; por ejemplo: el sensible agravamiento de las penas ante la no devolución de lo robado, la inhabilitación de por vida de los corruptos, etc. La desaparición de las competencias duplicadas, de las empresas creadas para evadir el control de los órganos fiscalizantes competentes, el reforzamiento sancionador de éstos, la inspección real y seria de las necesidades de ayudas a empresas, familias, etc. Acabar con elefantiásicas e innecesarias infraestruccturas, responsabilizar civil y penalmente a los políticos por determinadas actuaciones. Todo ello, sin citar las igualmente prescindibles, en mi opinión y la de muchos, Comunidades Autónomas y/o Diputaciones. Añado que ayer, en la Sexta, el profesor José María Gay de Liébana, afirmó –y creo su afirmación– que si se aflorara la economís en negro de España, 70.000 millones de euros, habríamos resuelto el problema de la deuda.

Mirad, si hay de dónde recortar, sin tocar la Sanidad, Educación o Pensiones.

Ha llegado el momento de pasar a perseguirles e imputarle, más que por el "mira lo que han hecho", por el mucho más grave, "mira los que nos hacen y de lo que son responsables".
 

No son inocentes porque por acción u omisión, sus actos dañan a todos, salvo a ellos, y especialmente a los más necesitados.

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