Escrachear o no escrachear, esta es la cuestión (II)




Retomo el asunto donde lo dejamos, tras unos días observando las diversas reacciones y, como era de esperar, "hay gente pa tó":

Los que aplauden con las orejas.– A éstos le da igual "chicha que limoná". Algunos, los más extremistas, parecen defender, o directamente defienden, el caos –cuanto peor, mejor–, y no seré yo el que niegue que llegados a ciertos extremos, no sea esta la solución a usar –si no que me digan como se ataja un gangrena–, pero sólo llegados a ciertos desesperados extremos, cuyos límites –con la irrupción de los trágicos suicidios– se comienzan a otear cercanos. Son gentes capaces de llevar a los altares a una señora, Ada Colau, por la que no estoy dispuesto a gastar tiempo en bucear en sus creencias y/o actividades presentes o pasadas, porque sólo con observar y atender a sus declaraciones –sin necesidad de condimento alguno, ¿verdad, sra. Cifuentes y TeleMadriPP?–, son suficientemente descriptivas de cómo una generalizada y trágica situación creada por los de siempre –PSOE, PP y Banca–, en manos de un grupo de los que se quedaron fuera, por no haber sido invitados –IU y sus adláteres "sabandijeños"–, puede convertir en explosiva esa situación ya excesivamente indignante.

Ojo, que esto no quita para reconocer que la Colau, entre cosas dignas de "la labores propias de sus seso" –sin "x"–, usa como reclamo, verdades como puños. Y ésto sucede cuando otros no realizan su trabajo o directamente se gastan los recursos destinados a ello, en putas y heroína, trajes de marca o ignorados Jaguares, que me da igual. Ésto es justo reconocerlo porque si no, flaco favor le hacemos a la verdad y a nosotros mismos, si queremos conservar una mínima oportunidad de acierto al analizar la situación.

Lo siento si no estás de acuerdo conmigo y eres de los del al enemigo, ni agua. Pero soy de los de la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Como recientemente he comentado, aunque a guerra haga extraños compañeros de trincheras, ellono te obliga a comer en su mesa.


Los que se dejan llevar.– No debemos de olvidarnos de una, cada vez mayor, masa de personas afectadas, directa o indirectamente, por los desahucios, o sinceramente preocupada por sus consecuencias sociales, que las tienen y muchas e importantes, suelen incorporarse al anterior grupo, dejándose llevar quizás por la ausencia de un espíritu suficientemente crítico.  Son aquellos de los que finalmente depende el éxito, o fracaso, de una propuesta política; los que si lo haces bien o lo aparentas consiguiendo engañarles, te darán la victoria; los conocidos "apolíticos de toda la vida", que colocan al PP o al PSOE en el Gobierno.
 

La gente de orden.–  Se corresponde con el otro extremo del arco ideológico e igualmente existen gradaciones. Van desde el más sectario "al enemigo, ni agua" –aquellos capaces de hundirse, con tal de no poner el tapón de seguridad al bote, si la idea la ha sugerido "el distinto"–, pasando por los que se conmiseran con la lágrimas de cocodrilo emitidas por un famosillo de la farándula política: "Pobre Infanta Cristina con lo mona que era" –dando por sentado que se apiada de ella pero ya la ha juzgado y da su caso por perdido–, son muchos éstos, llegando a aquellos del pánico compulsivo, para los que cualquier desvío del sendero, es una salida sin retorno de los malo, pero conocido. Evidentemente, para estos la PAH, el 15M y la madre que los parió, es todo lo mismo e igualmente producto del infierno. Aquí tenemos que citar a la derecha más cavernaria e interesada –o que se revela como tal a surgir estos asuntos–, reclamando medidas sólo justificables desde actitudes proto-fascistas, como prohibir la publicación de fotos, artículos y otras comunicaciones que pretendan criticar a la casta; prohibir las protestas y orquestar una campaña de acoso y derribo. Siempre me ha desagradado mucho el uso de esta palabra, "orquestar", como si pretendieran hacer música, en vez de una guarrada, contra alguien al que primeramente, han sido ellos mismos, los que les han puesto en las manos los medios con los que ahora son, o somos, atacados. En esa línea se integra los que parece ser el leit motif de la futura refoema del Código Penal de Hail Gallardón, más conocido como Indultator en los medios

Los míos (los buenos).– Rara avis, al parecer o, al menos, muy silenciosa. No abundamos y no sabría decir si crecemos o decrecemos, certificando la exitosa caminata hacia el desplome total. Pero lo cierto es que preferimos pararnos, contemplar desde más alto la situación, ver qué cuota de responsabilidad tiene cada parte y formalizar una opinión clara –y revisable con las cambiantes circunstacias–, que mostraremos ante quién nos la solicite o donde estimemos oportuno. Y, más o menos, coincidimos alrededor del siguiente análisis [si alguien piensa que que soy prepotente, al denominar esta categoría como los míos (los buenos), está en su derecho pero es mi blog y escribo lo que me parece]:


HECHOS.
  • La terrible situación de los lanzamientos de familias de sus hogares, es consecuencia, además de la crisis del sistema financiero mundial, de la pésima gestión de una casta política –todos, con señaladas y escasas escepciones– preocupada en sus supervivencia y en la lucha por un poder que les retro-alimenta. Esta crisis es consecuencia de unas políticas que no incluyeron en ningún momento un necesaria modificación del modelo económico, y que con bases el el gobierno de González, se lanzó y arrastramos desde el Gobierno de Aznar, potenciada por Zapatero y que Rajoy se niega, o es incapaz, de abordar.
  • La progresiva exclusión de la participación de la sociedad civil en la política, no sólo la aleja de la toma de decisiones, sino que fomenta la radicalización de grupos entorno a ideas destructivas del sistema impuesto por la ceguera y la ambición de la casta política y la financiera que les da cobertura.
  • La situación a devenido en una casta política enrocada en la lucha por el poder –como medio de patrimonializar exclusivamente para ellos, lo que es de todos– ignorando, suicidamente, hasta las más mínimos y justas, requerimientos de voz y participación legislativa del pueblo.
  • Los ineficaces órganos reguladores, todos, Banco de España, CNMV, Secretaría General de Telecomunicaciones, Dirección General de Seguros, Comisión General de Defensa de la Competencia, etc, en manos de políticos, más que dedicarse a sus labores de vigilancia y defensa de los consumidores, se han convertido en la primera línea de defensa de los correspondientes lobbies, tras el que se parapetan las grandes empresas.
  • La dramática situación actual del Estado de un cuasi rescate, lleva a la casta en el poder errónea, si no interesadamente, a retirar aportación del Estado de áreas constitutivas del Estado del Bienestar, el cual –sin la elenfantiásica estructura generada–, defiendo. Siendo visiblemente perjudicadas la Educación, la Sanidad y los Servicios Sociales, privatizándolas –la realidad prescindiendo de eufemismos– en aras del fomento, que no ahorro real, de negocios privados para "los suyos". Mientras, las sí insostenibles estructuras paralelas de empresas públicas y las propias e innecesarias CCAA, generando igualmente más estructuras paralelas,  no eliminan éstas, la parte del león de la solución al problema por no acabar con el clientelismo –voto cautivo– que les asegura su permanencia en el poder.
  • La real sensación de impunidad que les proporciona el hecho de haberse apropiado de los órganos decisorios de las Cajas de Ahorros, hunden a éstas, no sin permitir que los golfos que las dirigían se marcharan llevándose un dinero que no era suyo, ni se habían ganado.  A reseñar que la Cajas Rurales, libres del mangoneo político, susbsisten en casi su totalidad. Y que todo ello pase sin que ningún político o banquero beneficiado pase por la cárcel, gracias a la politización de los órganos judiciales, Tribunal Constitucional incluido.
  • La indecente y prepotente situación de que los políticos se sientan tan seguros, que no tengan la menor prevención por guardar, o disfrazar, las formas y que sus razzias sean del dominio público. No existe el menor pudor en la concesión de inexplicables e inmerecidos indultos, información privilegiada, concesiones millonarias a dedo, regalo de subvenciones, la continua creación de innecesarios puestos de ¿asesoramientos? con el objeto de colocar a familiares y amigos, ls favores cruzados, la recolocación de políticos en empresas que previamente han favorecido con sueldos millonarios, o que dependen de las subvenciones o encargos de la administración. Cometemos un serio error si nos quedamos en los casos de un Sánchez Gordillo o un director de Trabajo cocainómano, ese es el chocolate del loro; cuanto más alto se investigue los chorizos son más gordos.
  • Un extesorero del PP, los tiene cogidos por las pelotas y ésto no saben como reaccionar con las prometidas demandas. Si no fuera tan vergonzante, sería tema para una nueva entrega de "La Escopeta Nacional". Pero me temo que a no mucho esperar, cuando Pepiño se vea entre la espada y la pared, el PSOE no se quedará muy atrás del PP, porque golfos lo son tanto, y con más pintas, posiblemente que lo reseñado, incluso añadiéndole los Gürtel, si no, esperemos a ver  qué nos depara el caso ERE. ¿Citamos los créditos condonados a partidos políticos por cajas de ahorros y banca privada, éstas últimas con muy suculentos pagos y avisos a su favores.
  • De la única institución que se salvaba hasta hace muy poco –la importancia del guardar, u ocultar, las formas que también ha perdido–, la Monarquía, mejor no hablo por no hacer aún más tocho, esto.
 Pues con todo esto, llegamos a la prueba del 9 en democracia y la respuesta es un sonoro "que se jodan". Resulta que ante el despilfarro y la quema de nuestros recursos, tan "preparados y honestos políticos", sólo tiene las luces para hacer suyo el capcioso argumento de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades".  

¡Y un huevo! Son ellos los que han, y aún continúan, viviendo y gastando
por encima de "nuestras posibilidades" 
 
  • Se han adueñado de lo que era nuestro, privada o colectivamente. 
  • Nos han expropiado del derecho a participar en la propuesta y toma de decisiones que nos incumben a todos.
  • Han robado y dilapidado nuestro dinero.
  • Sólo una propuesta por vía de ILP, de unas noventa presentada, ha visto la luz.
Y nunca nos falta el esbirro –BdE– que afirma que hay que bajar –aún más– los sueldos. "¡Tu puta madre, bajar los sueldos!", con perdón de las madres.

Lo que no comprendo es cómo los que hasta ayer se acordaban de los muertos de Tutankamon al hablar del más ignorado político, alcanzan el cielo con sus gritos en ataque a los escraches. Como si las acciones y omisiones de la casta expoliadora no nos hubieran agredido en un grado superlativo.

Se quejan porque se sienten acosados, cuando ellos, como los fariseos, han contribuido con su "no acción" a que personas lleguen al suicidio y otras miles se encuenten en la calle.


¿Acaso esperan que un día, esos despreciables políticos se levanten y vean la luz, se disparen en el pie y reconozcan lo que nos ha robado a todos, decidiendo ceder a la justas pretensiones de participación de la sociedad?

La negación de la accción es más auto-destructiva que la carga de la Brigada Ligera. No sé si existe un miedo a perder lo poco o mucho que se posea, a manos de las hordas, ¿realmente piensan que va a ser así? ¿Hasta cuando piensan que aguantará la sociedad sin una razanada y razonable respuesta? Porque el statu quo, en este punto, es como agitar una botella de champagne con el collarín desprecintado y suelto. Personalmente prefiero esta progresiva "toma de conciencia" forzada, al estallido de salga el Sol por Antequera. 


En mi anterior comentario ya afirmé rotunda y claramente con qué acciones de los escraches estoy de acuerdo y con cuáles no. Pero igulmente, dejé claro que me parece obscena, la simple sugerencia de que es mejor la inactividad. para mí comparable a la catedrática que decía que, ante la infidelidad del marido, la mujer debía "tragar" y segurir adelante por el bien del matrimonio. En ambos casos estoy por la tolerancia cero; se trata de atemperar los excesos pero actuar contundentemente. 



                                                                                                                                                                                          (Continuará) 



.

0 comentarios: