Limpieza de sangre

Para muchos de los que me conocen no descubro América si afirmo que vengo del voto a la izquierda, voto que llevo tiempo sin ejercer. Esa procedencia, a la hora de la atribución de culpas y responsabilidades, no me impide reconocer que por parte de extremistas del socialismo se han cometido muchas de las mayores atrocidades de la humanidad, como por parte de otros socialismos, no tan extremos, se han abanderado políticas socialmente regresivas y nada progresistas, salvo en las formas.

Pero no caigamos en el error de pensar que este necesario mea culpa es imputable en exclusiva al socialismo. Por no extenderme, contaré que algunos de mis amigos liberales, cuando les enfrentas con determinadas políticas inexplicables de los "paises liberales", echan mano del mismísimo argumento al que recurren los comunistas recalcitrantes cuando les enfrentas a los excesos y atropellos de los politburós comunistas: "Bueno, es que en realidad en ningún país se ha implantado el auténtico comunismo (liberalismo)". Hecha la comparación, no por bondades y/o maldades de cada ideología, sino por la igualdad del argumento.

Tampoco se sorprenderían, estos que me conocen, si digo que para realizar cambios efectivos en "El Sistema", estoy plenamente convencido de, y comprometido con, la necesidad del trabajo conjunto de "regeneroliberales*" y "regenerosociales**", hombro con hombro, hasta que "cautivo y desarmado el Ejército Rojo, alcanzados los últimos objetivos de los regeneradores", el éxito nos vuelva a separar –a mayor complacencia de mi amigo Octavio–, morir de éxito. Que a esto se le llame, o no, transversalismo, no es cuestión de que nos deba quitar el sueño a nadie. Yo, ya sé lo que es y con que "sea", me vale.

Hablando de éxito, consideraría como uno muy grande que mientras durara el proyecto, sin renunciar a legítimas diferencias, que pueden ser "aparcadas", todos pongamos en primer plano las cuestiones fundamentales y urgentes y asumamos la denominación común de "regeneradores" u otra similar, sin adjetivos, como signo inequívoco de nuestra determinación, frente a la sociedad. Si bien es cierto que en política lo importante deben ser los hechos y sus consecuencias, no debemos despreciar el valor de los gestos, siempre que finalmente se reflejen en los hechos.

Ese quehacer conjunto debe sentarse sobre bases plenamente aceptadas y por tanto, esos compromisos deben estar perfectamente definidos, aceptados, claros y accesible para todos los que se acerquen al proyecto. Por ello, se hace urgente clarificar esas líneas rojas dentro de las cuales enmarcar este proyecto. Antes de que, por la inexistencia de esos límites, los maximalismos que afloren acaben con la viabilidad de la idea.

Insisto en que esta definición de límites se torna necesariamente urgente cuando, en mi opinión, comienzan a aflorar declaraciones, usos del leguaje, que apuntan a uno de los peores cánceres posibles para el proyecto, una incipiente forma de sectarismo, como reclamando una pureza de sangre para determinadas ideas o procedencias. Lo sé porque ya lo he vivido anteriormente, aunque de sentido contrario, en uno de los casos, fue razón directa de un fracaso, Ciudadanos; en el otro, UPyD, hubo otras razones para ese fracaso. Es como cuando nos cuesta entender que un pueblo con los padecimiento a cuesta que sufrió el pueblo judío, teniendo todo el derecho a la autodefensa, incluso con vías expeditivas, pueda actuar con la crueldad que actúa a veces, olvidando que es un Estado y no un grupo terrorista. Si en mis tiempos jóvenes oí que Jesucristo era el primer socialista o revolucionario, en estos días, no es que se le reclame como el primer liberal, sino que se sugiere la idea de que él fue un invento de ellos.

Es hora de poner coto a esta sandez compartida. El que cometa el error de implantar, o tratar de hacerlo, fronteras basadas en la pureza de sangre, seguramente será el primero en caer bajo el peso de su propia estupidez, porque "sangre marrana" tenemos todos y, algunos, a muy poco que se hurgue.

No me parece buena técnica la del avestruz, porque no es buena y además puede parecer que se trata de hurtar el debate para consolidar posiciones de poder. Es fácil pensar que no es bueno plantear debates ideológicos sobre límites cuando el embrión de lo que sea, está en plena gestación. Y sin embargo, su ADN ya está formado y condicionando su posterior crecimiento. Así que cuanto antes se definan estas líneas rojas, antes y mejor sabremos si entre los límites marcados por estas, existe el espacio suficiente para no ahogar a nuestras propias ideas. Como decimos por el sur, mas vale una vez "colorao" que ciento amarillo.

(*) Regeneroliberales.- Liberales convencidos de la necesidad de cambiar el Sistema y con una amplia sensibilidad social.
(**) Regenerosociales.- Socialdemócratas convencidos de la necesidad de cambiar el Sistema y de la necesidad de aplicar bastantes principios liberales en la economía y la gestión de lo público.

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