La Gilipogénesis Expanso-Explosiva

Algunos conocidos meteorólogos –posiblemente los del "cambio climático"– la llaman la "Tormenta Perfecta". Como todo lo denominado con una pretenciosa "rimbombez", en su forzada grandilocuencia lleva la penitencia y pierde toda fuerza porque es usado por todo mindundi de tres al cuarto, para sus personales y egoístas fines. Ejemplo de esto son los tan traídos y llevados "el partido del siglo", de los que padecemos tres o cuatro cada temporada y finalmente su historia queda en menos que la afiliación real de UPyD.

El caso es que como suele ocurrir con todo lo que cae en manos "pretendidamente" expertas –que luego, de expertas, nada de nada–, su esencia es tan manoseada por tanto aspirante a Premio Nobel que la dejan irreconocible y totalmente contaminada, de tal manera que como dijo el Guerra no la va a reconocer ni la madre que la parió.


Pero he aquí que por primera vez en la historia del mundo mundial, esa Gilipogénesis Expanso-Explosiva, se ha detectado sobre tierra firme, de manera que su estudio y observación ha permitido deshacer muchos gratuitos prejuicios y falsas teorías en lo referente a su génesis, así como a su comportamiento y a sus consecuencias.

Por ello, tras un exhaustivo análisis de los datos obtenidos, consiguiendo una profunda limpieza de aquellos no relevantes para el fenómeno, estamos en posición óptima para exponer públicamente y en primicia mundial, todo lo concerniente a las circunstancias y parámetros necesariamente concurrentes para la generación del fenómeno que nos ocupa, sus peculiaridades y sus gravísimas y trágicas consecuencias.

Comencemos por significar que tras el profundo estudio al que hemos sometido a tan singular fenómeno, lo primero que exige la verdad científica es decaer su denominación actual de "la Tormenta Perfecta" por otra más ajustada a las consecuencias y repercusiones que ha tenido para la población afectada, toda la geografía española, peninsular, africana e insular: "el Tormento Perfecto".

Igualmente hay que realizar una radical renovación de parte de los factores que se creían intervenían en su configuración por otros cuya existencia, no sólo es cuestión sine qua non, sino que exige una previa y persistente incidencia durante un considerable periodo de tiempo. Veamos:

Comencemos, ya que no me gusta andar con sobos y parches, diciendo que no tengo el menor reparo, antes de dar fuerte estopa a los máximos responsables de este "Tormento Perfecto", en darle su justo repaso a una sociedad que, aunque haya que reconocer que han sido unos pocos los que se la han metido doblada y que las circunstancias pudieran ser favorables a ello, se la ha dejado meter doblada y hasta el fondo. Así que asumamos nuestra cuota parte en:

  • Una grave pérdida de valores en la sociedad.- Haber padecido una dictadura, no justifica relegar al excusado, valores como la honestidad, la ética, el esfuerzo, el respeto, el trabajo bien hecho, el buen ejemplo, etc. y gran parte de la sociedad española ha abjurado de ellos, aunque algunos, cuando se sienten observados traten de disimular.

  • Se desprecia la condición de ciudadano.- Consecuencia muy importante de lo anterior o de la herencia de la cultura mediterránea, es que –y a ver quién me lo niega–, nos hemos convertido en los reyes del fraude, incluso a pequeña escala: el trabajo en negro, las falsas peonadas, la economía sumergida, ¿con IVA, o sin IVA?, la "propina" –que no deja de ser una corrupción– para que nos den una buena entrada o no esperar una cola, ... En definitiva, gran parte de la sociedad ha preferido convertirse en lumpen moral a ejercer de ciudadano, exigiendo sus derechos pero cumpliendo con sus obligaciones.

  • La avaricia y el enriquecimiento rápido se han convertido en el nuevo becerro de oro.- Otra consecuencia de lo anterior, el lugar de los valores perdidos, es ocupado por la codicia, el egoísmo y la peor miseria humana. De las pocas cuestiones en las que acierta el mesiánico que nos desgobierna, la avaricia, salvo que, como es fácil de observar, no es exclusiva de las clases poderosas. Aunque es totalmente legítimo que todo negocio se cree para ganar dinero, nadie lo discute, en España, ya por los años ochenta, habíamos llegado al punto de que aquel que creara una empresa y a los seis mese no había renovado su BMW y cambiado de vivienda, era un perfecto fracasado.

  • En política, ausencia total de capacidad crítica personal, sustituida por el sectarismo colectivo.- Pocos son los españoles que votan analizando las diferentes propuestas programáticas, entre otras cosas porque la gran mayoría se ha ido convenciendo de que nada ni nadie obligará a esos políticos a cumplirlas o dimitir por no cumplirlas. Así que un pueblo acostumbrado históricamente a depender de los poderosos, sus reyes, sus nobles, sus señores y señoritos, sus curas, etc, una vez rotos los puentes con la religión –donde encontraban falso cobijo para sobrellevarlo todo, por los propios errores la Iglesia y la labor de los que desean acabar con ella–, precisa de alguien que les dirija, cada tiempo tiene su caudillo.
Dado el repaso al conjunto de la sociedad, vallamos a aquellos que tienen las más importantes responsabilidades en lo sucedido y en que nos haya pasado por encima este "Tormento Perfecto". Comencemos por los grandes financieros y especuladores, ¿no son lo mismo?:

  • Una enorme avaricia en la clase financiera.- Como ya he escrito, de las poquísimas cosas en la que coincido con el mesiánico que nos desgobierna. Con sólo observar la gran mascarada de los créditos hipotecarios, prestándolos por un 120% de valor de la vivienda hipotecada, nadie razonable podría negarlo. Quede claro que no estoy ataco ni a la propiedad privada, ni a la libre empresa, ni a la obtención de un legítimo beneficio, pero el amasar riquezas, a costa de lo que sea, no se corresponde en nada con el espíritu liberal, en el más puro sentido de la palabra.

  • Por ejemplo, se lleva tiempo implantando en la sociedad la idea de que hay que privatizar las Cajas de Ahorros. Es innegable que la mayoría de estas entidades, no de lucro, están gestionadas a mayor gloria de los políticos de turno, algunos de sus amigos financiero-especuladores y algún que otro "sindicallista" (al menos son peores que un callo) liberado. Su gestión es vergonzante y un puro espolio de un patrimonio no privado, digamos, público. Pero entiendo que su gestión puede ser rentable, de lo contraria nadie presionaría para que se privatizaran. Así que si los políticos son unos mangantes, privaticemos su gestión, pero conservemos en el patrimonio público, de todos, entidades que ya lo son, y que sus beneficios tengan un destino más social que hasta el momento. ¿Destinos? Se me ocurren muchos: para el pago de pensiones, financiar cursos de capacitación y reciclado de trabajadores, sanidad pública, etc. Si lo de todos puede ser rentable por qué hacerlo para beneficio de unos pocos.

  • Se sienten seguros, por encima del bien y del mal.- Para ello, esta casta no tienen el menor pudor en valerse de los políticos corruptos. Cuando el "Manifiesto Fundamental" de una casta se resume en "enriquecerse sea como sea y por encima de quien sea", cualquier escrúpulo es peor que un grano en el culo. Así que es más que fácil –se podría decir, necesario–, disponer en la nómina de destacados políticos de todas las tendencias –hay que salvar las apariencias de la "democrática alternancia"–, igualmente hay que "amarrar" periodistas y medios "independientes". De esa forma, si llega el caso, el partido en el poder cambiará las leyes necesarias para que el poderoso de turno no tenga ni que sentarse ante cualquier juez. Por supuesto que todo ello, con el silencio y la aquiescencia culpable de su mortal enemigo, el partido en la oposición. ¡Son tantos los pecados créditos perdonados!

    Otros son capaces de crear auténticas ciudades en medio de auténticos eriales, con la seguridad , previamente comprometida y agradecida, de que los políticos de turno sisarán y suministrarán la inexistente, escasa y disputada agua, construirán las inexistentes carreteras, etc.
Y llegamos, en mi opinión, a la parte más responsable de todo el engendro, entre otra cosas porque están comprometidos con defender los intereses de una sociedad a la que traicionan de continuo, los políticos. Ellos son los máximos responsables porque junto a las decisiones partidistas e ignorando el interés común, además, traicionan el compromiso electoral, todos –derechas e izquierdas–, salvo alguna insignificante minoría de despistados –que no pueden argumentar ese despiste como eximente–, son felones y merecedores del mayor desprecio de las clases que actualmente padecen sus malas decisiones o su falta de ellas y de aquellos –no tantos– que ejercen de ciudadanos:

  • Institucionalización de la partitocracia.- De esta forma se "profesionaliza", se convierte en una forma de vida, lo que no debiera serlo, a la vez que admitido este peculiar status quo, la partitocracia, se confabulan para cerrar el paso a proyectos políticos "peligrosos", tanto más peligrosos, cuanto menos "políticos" sean sus componentes. El invento consiste en apoderarse de, y "repartirse", lo que constitucionalmente debe ser independiente y ajeno a ellos. Todo con tal de perpetuarse de no perder el "chollo"

  • Pervierten su finalidad de servir a la sociedad, pasando a abusar de ella.- Pocos son los políticos que han manifestado públicamente su discrepancia desinteresada con los aparatos de sus partidos, menos los que han dimitido por disentir de su dirección en temas de gobierno. Los derechos de los ciudadanos a los que dicen representar, se someten a los de perpetuar al partido en el poder. El sectarismo les lleva a rechazar cualquier idea de la oposición, por muy beneficiosa que sea para la sociedad, para negarles cualquier beneficio político.

  • Una corrupción cuasi generalizada entre los políticos.- La situación es tan grave que los militantes, no tienen el menor empacho en defender que los expolios de dineros públicos destinados a la financiación del partido es algo necesario. Ya en la época del profesor Tierno Galván, mis vecinos del PSOE, lo reconocían abiertamente, como si fuera una "mentirijilla". Esto sería el expolio institucional, podríamos hablar del expolio en beneficio personal del que "mangonea" o del otro expolio, quizás no a todos pero sí a empresarios que son ignorado en la contrataciones públicas, en beneficios de aquellas empresas vinculadas a los grupos afines, los que colocan a los vástagos y a las "vástagas" de los reyezuelos de taifas o a los bancos que financian a su partido.

  • Los partidos actúan de espaldas a los intereses de la sociedad.- Salvo decisiones populista cuya eficacia se mide en la repercusión en posible votos. No nos engañemos, para que los bancos puedan abusar de los impositores, las grandes corporaciones energéticas puedan cambiar tarifas a su propia conveniencia, las empresas de telefonía e internet puedan tener como cotidianas prácticas de auténtico filibusterismo comercial que en sus países de origen les cerrarían el negocio, exiguir el cumplimiento de una garantía se convierta en una odisea, etc, es necesario que las leyes estén promulgadas de tal forma que así lo permitan. ¡Ojo! la apariencia de democracia y Estado de Derecho debe quedar salvaguardada. Pues quién sino nuestros políticos son responsables de esas leyes desde los albores de nuestra democracia, porque, a estas alturas de la película, echarle la culpa de esto a Franco, sólo se le ocurriría a Garzón y a cuatro descerebrados de los de la ceja o el nunca mais de los cojones. Tiempo han tenido los de UCD, PSOE y PP para legislar salvaguardando los intereses de los ciudadanos, como era la obligación de todos y no lo hicieron. ¿Dramática casualidad o premeditada estafa?

  • ¿Quién si no, dijo aquello de que "España es el país del mundo donde más rápido se puede dar un pelotazo"? ¿Acaso fue un parado o un representante de la extrema derecha farnquista? Putos políticos de mierda.
Podíamos seguir con la judicatura, jueces y fiscales que han tenido su nada desdeñable cuota parte en todo esto y muchos más en el desprestigio profesional y la práctica desaparición de cualquier vestigio de autoridad moral del sistema judicial. Véase si no, la vergonzante actuación del Tribunal Constitucional en el caso de del Estatuto Catalán que no pasaría ni el más "nepótico" control de productividad.

Bueno por si todo lo anterior fuera poco, para que se dieran todas las condiciones necesarias para este "Tormento Perfecto", era necesario que a los desastrosos efectos de la gran crisis mundial, añadiendo la gravedad de los de nuestra particular y coincidente crisis del monocultivo del ladrillo, faltaba el factor multiplicador para que los efecto de la explosión fuera realmente devastadores. Este efecto multiplicador requería que, a pesar de los claros indicios, nadie tomara medidas para evitarel gran estallido. Pues nada, señores, los españoles, una vez más, lo hemos conseguido, algo impensable por requerir tantas coincidencias ha ocurrido: el advenimiento de un mesiánic, inane, pusilánime y rencoroso Zapatero, que siguiendo la antigua consigna comunista de reemplazar las religiones por el comunismo, ha ocupando el lugar dejado libre o robado a esas y a los auténticos y legítimos –aunque ya muchos de ellos periclitados– ideales políticos, atiborrándolos de grandes dosis de su personal Pensamiento Alicia y de sectarismo político-frentista, ejemplo de los cuales son el cordón sanitario al PP, su negación, en contra del criterio ampliamente publicado, de que estaba negociando cesiones innegociable con los ETAsunos, lo que supondría alta traición a España, su confrontación con las Víctimas de Terrorismo.

Tristemente son tiempos de falsos mesías como él y de caudillos-sacerdotisas que fundan nuevas y fraudulentas secta dogmáticas como la Nueva Iglesia de la Chiringología cuyos análisis serán tema de un siguiente artículo.


Y ahora nos llega estos, como si resurgieran aquellos de "Viva la Gente" o los misioneros de "los Niños de Dios", y nos dicden eso de que "Esto sólo lo arreglamos entre todos". ¡Toma!, ahí queda eso. Pues claro que si esto tiene arreglo, será porque tengamos que pagarlo entre "todos" –un "todos" entre el que no se incluyen, como siempre a la hora de pagar, esos "otros" que nos han traído hasta aquí–, pero tengo derecho a exigir que antes se bajen del carro todos esos "otros" cabrones que lo estropearon todo beneficiándose de ello y, si quieren subirse de nuevo cuando funcione el motor, que empujen más que el resto. Resulta más que significativo y altamente sospecho que detrás del asunto esté aquellos "otros" señores que desde sus bancos nos ofrecía duros a cuatro pesetas y los eternos estómagos agradecidos de "los de la ceja"; además de que la mayoría de los que aparecen "dando cara", no están pasando la misma crisis que el resto, ni mucho menos.

Pobre España, el último en salir que apague la luz, por lo del Tratado de Tokyo.

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