Hasta aquí he llegado yo

Suscribo, y así lo haré, muchos de los documentos que a manera de manifiesto, dan las poderosas razones –son todas las que están pero quizás no estén todas las que son, ¡nadie es perfecto!– que tenemos para abandonar este pudridero en el que, la soberbia y la ambición de unos y el fanatismo, el borreguismo y/o el sectarismo de otros, han convertido a UPyD.
¿Gente buena? Pues claro que queda, pero no tiremos cohetes, algunas por un suicida "intentarlo una vez más". derecho que les reconozco, y otros porque, demostrando el éxito de la política desinformativa hacia el afiliado, no se enteró aún de lo que hay. Pero esa buena gente, si libre es de, en mi opinión, suicidarse, no puede justificar que los demás nos sumerjamos en el pudridero.

Dicho ésto, quizás por aquello del individualismo del español, voy a clocar a continuación mis muy personales razones para abandonar lo que he sentido, trabajado, peleado y defendido en UPyD. Aunque ya les dedicaré mi personal despedida a algunos de los trileros y bergantes, dejo atrás a Rosas, Savateres y Gorriaranes, deseándoles igual suerte en todo lo que hagan, que la satisfacción obtenida por todos los que creímos que realmente UPyD iba a ser una partido diferente.

Yo, Juan Espino, tras sentirme saqueado y despojado del partido que contribuí a crear, y finalizado el congreso, también desposeído de cualquier esperanza de recuperarlo, llego al convencimiento de que no puedo permanecer por más tiempo en un proyecto del que finalmente se han apoderado aquellos a los que, otros muchos y yo, confiamos – ingenua y/o neciamente–, su liderazgo y su organización y que, en mi opinión, no creen en él, nunca creyeron en él. Mis razones:


Fundamos UPyD con la intención de devolver al Gobierno central determinadas competencias que usadas de manera torticeras por algunos gobiernos autonómicos, sólo contribuyen a separar y enfrentar a los españoles. Esto es, nada que ver con federalismos. Hoy UPyD, en una huida hacia no sabemos donde, defiende la entelequia y el delirio de un estado federal de intensidad media corporativo.

Fundamos UPyD con la pretensión de convertirlo en un modelo para el resto de partidos de actuación ética, transparencia y ejemplo de gestión, además de coherencia con sus fines y propuestas. A día de hoy, los hechos son:
  • Los datos del censo de afiliados, a pesar de solicitarse simplemente cifras contrastables, sin nombres o datos privados, son negados sistemáticamente por la organización, usando la Ley de Protección de Datos como coartada, incluso a la candidatura alternativa se le negaron los datos de los que sí disponía la candidatura oficial.

  • En temas económicos no vamos mucho mejor, la cantidad de 1.702.689,- € (nada menos que el 45,64% de todo lo gastado desde 2007 hasta la fecha del Congreso) figura sin mayor justificación en el epígrafe de Gastos Corrientes. Al pedir aclaraciones un compañero, como respuesta, fue amenazado con una demanda por parte de la propia Rosa Díez. Con posterioridad una rápida e igualmente indeterminada lectura de datos incontrastables por parte de otro de los "hacedores del entuerto", Juan L. Fabo, Pretendió dar apariencia de un irreal "cuentas correctas, saldadas y explicadas" ¿Por qué?

  • Exigíamos la más exquisita separación de poderes y la actual dirección de UPyD es incapaz de aflorar internamente los más mínimos fundamentos de esa separación. Todo está bajo el control incontestable de unos pocos.

  • Defendíamos la igualdad de todos los españoles ante las leyes, independientemente de donde residieran, mientras que en UPyD, la dirección decide caprichosamente aplicar, o no, los reglamentos, según quien sea el afiliado.

  • Defendíamos la Ética como norma de conducta. A lo largo de estos dos años de trayectoria, se nos ha hecho harto difícil creer que no se haya ha abandonado tal empeño pues, desde la dirección, no ha tenido empacho alguno en usar el Reglamento de Ética y Garantías, no sólo –si es que se ha hecho así–, contra afiliados que atacaran los fines del partido, sino, y principalmente, contra todo afiliado, los llamados "disidentes", que osara discutir o cuestionar –derechos que nos otorgamos en los Estatutos–, legítimamente cualquier decisión de la dirección. ¿Hay en eso algo de Ética?

  • Defendíamos una nueva forma de hacer política, sin insultos. Hoy la realidad es bien distinta, se ha enquistado en la dirección un individuo incapaz de construir la más mínima crítica sin introducir insultos. Para este individuo, sus propios compañeros somos blanco de insultos como enemigos y delincuentes. Y como los malos ejemplos que no se reprimen a tiempo, degeneran en contagiosos, en el Congreso, la propia Rosa Díez, en un claro ejemplo de llamar a las cosas por lo que no son, acusó de “batasunizar el partido” a los compañeros que simplemente osaron presentar cadidatura distinta a la suya. Alguien que conoce tan bien el País Vasco debería usar un lenguaje mucho más prudente y no el de los Arzallus, Eguíbar, Otegui, Barrena, etc. empujando a sus hordas contra las víctimas o disidentes.

  • Defendíamos y reclamábamos a los otros partidos mayor democracia interna “para que sus aparatos no secuestraran la voluntad de sus afiliados”. Bien pronto se olvidó Rosa Díez de ello, la organización interna de UPyD está más cerca del caudillismo y de la repudiada democracia orgánica que de la democracia representativa.

  • Exigíamos para las elecciones institucionales e internas de partidos las listas abiertas y primarias. Pues en UPyD el absolutista, incuestionable y omnipotente Consejo de dirección es elegido por el, otrora denostado, sistema de listas completas cerradas y bloqueadas. Además las candidaturas, lejos de primarias algunas, son designadas y manipuladas por Rosa Díez con adhesión inquebrantable de su Consejo de Dirección, cuando sea consultado, aunque sea a posteriori de la designación, da igual.

  • Defendíamos que nadie nace siendo de izquierdas o derechas y, por tanto, que las posturas políticas deben surgir de debate y el acuerdo. Pues bien, la dirección de UPyD, se ha aplicado con usos puramente leninista a impedir cualquier propuesta de debate y, pese a lo que falsamente afirma, no ha facilitado cauce interno alguno para la comunicación horizontal entre afilados. Incluso en la comunicación vertical, se han tomado unilateralmente decisiones sobre temas tan importantes como el aborto o la energía nuclear, sin consultar al afiliado o ningún debate interno, en el que éstos pudieran manifestarse.

  • En una huida hacia adelante, Rosa Díez falta a la verdad definiendo como un gran éxito su elección como portavoz en el Congreso, no comunicando a los medios que sólo fue apoyada por el 29,66% del censo de afiliados con derecho a voto.
Por todo ello y por coherencia con nuestro Manifiesto Fundacional, declaro públicamente que, tomo la decisión de abandonar UPyD o mejor dicho “El partido de Rosa Díez”.

En Rivas (Madrid), a 6 de diciembre de 2009. Día de la Constitución


      Fdo.: Juan Espino (Nº de Afiliado 2771)

8 comentarios:

Funes Memorioso | 7 de diciembre de 2009, 13:08

Juan,

Tú lo intentaste. Por ti no quedó. Eso está claro. Alguien alguna vez -imagino, espero- tendrá que explicar(se) el porqué de tanto desafecto.

Un abrazo y ánimo.

Isabel | 7 de diciembre de 2009, 16:24

Me da mucha pena tu escrito de despedida.
Hemos luchado, viajado, trabajado y hasta enfermedado con este y por este proyecto que finalmente nos ha desilusionado, apartado y hasta expedientado.
Lo hemos intentado, sobretodo tú. Hemos ilusionado a muchos jóvenes haciéndoles creer que este partido renovaría y regeneraría este país, que era su proyecto de futuro.
Pero no ha sido así.Puedes tener la conciencia bien tranquila, tu ha sido honesto, han sido los otros los que no lo han sido.

Besos.

storvice | 7 de diciembre de 2009, 22:15

¿Que hicimos mal Juan? No lo entiendo...¿Como es posible que los que fuimos puristas ahora seamos batasunos? Nos lo han arrebatado, nos han prostituido el manifiesto fundacional...Es el segundo proyecto que cae en picado para convertirse en aquello por lo que luchaba... Quiza el error sea creer que el ciudadano comun podia cambiar el panorama politico y al final este no es mas que una medusa que todo lo que mira lo convierte en mierda.
Esto es lo que hay...y parece ser que habra por siempre jamas.

storvice | 7 de diciembre de 2009, 22:17

disculpad, queria decir que es el segundo proyecto que acaba convirtiendose en aquello "contra" lo que lucha...

Juan Espino | 8 de diciembre de 2009, 12:15

Gracias Isabel, Funes y storvice, lo que sí debemos hacer nuestro es que el Manifiesto Fundacional está ahí, y continúa siendo válido, aunque ha demostrado ser incompleto, permitía que lo usaran gentes de la calaña de Rosa y los suyos. Espero que hayamos aprendido eso. No se ha prostituido, por más que yo lo dijera en algún momento, los que se han prostituido, o ya lo estaban, son los que lo usaron torticeramente.

Enrique Suárez | 10 de diciembre de 2009, 3:47

Don Juan, sé que has luchado por este proyecto como muy pocos, por eso comprendo tu dolor ante la infamia. Para minorar el agravio te dejo una hermosa frase de Albert Camus: "La única manera de tratar con un mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que toda tu existencia sea un acto de rebelión".

Anónimo | 10 de diciembre de 2009, 14:57

Al menos en lo que a mí respecta, he aprendido bastantes cosas que NO se deben hacer o permitir que se hagan en un proyecto así.

Al final, aunque se había revelado que los dirigentes habían engañado a muchos y lo iban a seguir haciendo, la posibilidad de regenerar el partido regenerador y de que aun mereciera la pena solo podía ser por gente tan válida como tú.


Quizá lo mas flipante de esto fue ver la facilidad con la que algunos que te apoyaban de repente cambiaron cuando el partido te expedientó...he visto muuucha miseria

Anónimo | 12 de diciembre de 2009, 11:33

Fuimos muchos los que apostamos por un nuevo partido político en base a su manifiesto fundacional.
Entiendo y acepto que, cuando se celebra un Congreso, en ese manifiesto se produzcan cambios, pero que en ingún caso afecten al verdadero espiritu del mismo. Nunca de debe prostituir, y esto es lo que se ha hecho en el Congreso.
Por este motivo, hoy somos muchos los que pensamos que este no es nuestro partido, que no es el partido que un día nos sedujo con los cantos de sirena de su manifiesto fundacional.
Hoy se dice, decimos, que es el partido de Rosa Diez, y por ello, es la culpable de todos esos cambios. Sin eximirla de su resposabilidad, hay que pensar tambien que, a la sobra de sus espaldas, existe un personaje para mi siniestro, y que tiene mucho que decir en todos esto. Que cada cuál le ponga el nombre.