El que no inventa es porque no quiere


Ahora resulta que ninguna de los males que aquejan a las diversas formas de gobierno posibles, son extrapolables a la forma de organizar y "manejar" un partido político, al menos según la doctrina "llamando-a-las-cosas-por-los-nombres-que-no-son" que impera en UPyD. Que nadie busque en su denominación, intención de menosprecio alguno, pero de alguna forma tendremos que llamar a esta doctrina tan "creativa y alucinante", desde el punto de vista democrático. Sin embargo, dudo que sea tan "creativa y alucinante", desde el punto de vista "guay-sartoriano" o "totalitario-leninista". Además, vaya por delante mi respeto a Doña Pilar Ruíz Albisu, madre de Joseba Pagazaurtundúa, autora de la frase.


Con lo dicho, no intento quitarle importancia ni la innegable influencia a Fernando Savater –en muy gran parte, autor del Manifiesto Fundacional–, como una de las razones que han atraído a más afiliados a UPyD. Pero el imperceptible y efectivo desmantelamiento real de ese Manifiesto, de puertas adentro, hacia el afiliado, es una labor más callada y persistente, tipo gota malaya, en la que posiblemente Savater, no tenga ni ganas, ni estómago, ni tiempo que gastar, ni, para empezar, sea realmente consciente de ello, aunque me consta que no lo es porque no quiere serlo. Por eso, en esta labor de desertización ético-ideológica ha destacado el ideólogo de diario de UPyD, de andar por casa, al menos parar realizar lo que en publicidad se llama, o llamaba, "justificación creativa". Concepto rimbombante donde los haya, que tras la apariencia de ser el nudo gordiano, el concepto central, desde el que se desarrolla toda la estrategia de una campaña publicitaria, oculta que, en realidad, se desarrolló después de creada la campaña, como forma de convencer al cliente de que la solución a la comunicación de su empresa, era esa y sólo esa. Como el enorme y farisaico esfuerzo de análisis y prospectiva que desarrollan algunos "estudiosos de la Economía" cuando, a hechos pasados, explican perfectamente los desastres financieros, en tertulias y foros.


Esta doctrina "llamando-a-las-cosas-por-los-nombres-que-no-son", encuentra aparente coartada en la acatada, pero muy discutible, Sentencia 85/86 del Constitucional – digo aparente porque como se verá en el transcurso del tiempo, tiene sus resquicios– que deja en manos de los aparatos de los partidos, todos lo tienen –y el nuestro, aunque lo pareciera al principio, no es una excepción–, la posibilidad, sin mayor trastorno para ellos, de pasarle voluntariamente una apisonadora por encima a los afiliados, siempre que se haya respetado exquisitamente el Código de Circulación. O, lo que es lo mismo, cualquier comportamiento de dirigente alguno que en las sociedades democráticas merecería su frontal rechazo con calificativos como tiránico, fascista, estalinista, autocrático, caudillista, leninista, feudal, antidemocrático, etc, de ocurrir en el interior de un partido, recibe por intervención de la famosa divinidad, –en nuestro caso, laica–, una oportunísima pátina protectora de todas sus indignidades que hace que finalmente los merecedores y receptores de dichos calificativos –a juicio de esa doctrina "llamando-a-las-cosas-por-los-nombres-que-no-son" y de todos los fervientes seguidores de ella–, sean los que tuvieron la osadía de levantar el dedo para simplemente avisar de la perversa deriva que tomaba ese partido.

Esto demuestra, en mi opinión, que una mierda, repetida muchas vecez, es sólo una mierda más grande, no una teoría filosófica sobre la organización interna de los partidos.


Hoy no va a ser extraño oírle a "cualificados", y no tan cualificados, miembros del aparato en turné por provincias, decir que garantizan la limpieza del congreso. Falso argumento que me confirma que, según ese aparato, ya se ha cumplido lo que premonitoriamente expuso uno de sus miembros –aparatero mayor del reino, diría yo, por su intuición– en la reunión de la CT de Madrid, en la que se me destituyó: "Lo que tenemos que hacer desde ahora hasta el congreso es purgar a todos los disidentes y cuando todos pensemos igual, pues entonces, democracia" ¡Olé tus cojones, demócrata! Si esto no es una clara definición de lo que debe ser un congreso a la búlgara o –mejor dicho, por lo trajicómico–, a lo Chávez bolivariano, que venga Dios y lo vea.


Por cierto, si alguien piensa que la frase es irreal, que se muera tito Carlos, si es mentira lo que digo (es una joda porque es totalmente cierta, por muy sorprendente que suene, dicha dentro de un partido como pensábamos que iba a ser UPyD).




2 comentarios:

Enrique Suárez | 2 de septiembre de 2009, 21:12

Cuana razón tienes, amigo.

"Lo que tenemos que hacer desde ahora hasta el congreso es purgar a todos los disidentes y cuando todos pensemos igual, pues entonces, democracia"

PARA ENMARCAR

Juan Espino | 3 de septiembre de 2009, 11:29

Créeme, para mí, en aquel momento, fue algo bastante triste por venir de quien vino. Aunque ahora, leído lo que larga sobre autoritarismo y malas prácticas en UPyD, ...

¡Aúpa Cabrales!