CRISIS? WHAT CRISIS?

CRISIS? WHAT CRISIS?

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La verdadera cara de Zapatero

He retomado esta entrada aparcada a finales de noviembre pasado, espoleado porque Juan Manuel de Prada en ABC –¡Cómo se atreve!– que se me ha adelantado con buen artículo sobre un asunto muy similar. La ilustración la trabajé para el blog de una amiga, allá por junio y la idea me vino por una conversación con un conocido en la que erróneamente tradujo "tramp" por "tramposo", no siempre la lógica fonética funciona, cuando lo correcto sería "vagabundo". El caso que su error nos vendría ni que pintado para adjetivar al personaje.

Es evidente que para este individuo no hay ideología o idea que valga la pena pues todas han sido profanadas por él. Primero las reivindica como propia, se entorcha con ellas, anatematiza a sus adversarios (para él, enemigos) acusándoles de la mayor vileza posible por no tragar con sus mentiras, convierte esas ideas en consignas-estandartes de guía para las cohortes de sus sectarios seguidores, los arroja —ideas y sectarios– a las caras de sus enemigos (en realidad sólo adversarios) y una vez que consiguen los resultados esperados, se cisca en todos ellos (ideas, ideologías, sus sectarios y los adversarios-enemigos) dando un giro de 180º en sus planteamientos e incluso , por él afirmado poco antes.

Todo esto sin manifestar el menor pudor por tantas inverosímiles e inviables promesas realizadas embaucando al pueblo. Nada importa, luego, o no se cumplen, o, si las cumplen, será a costa de endeudar irremisible e irresponsablemente el futuro, cada vez más obscuro, de nuestros hijos.

No voy a comenzar la retahíla de todas sus mentiras, la mayoría bien conocida por todos, únicamente deseo recalcar que a buen seguro será muy difícil encontrar embustero igual en nuestra vida política.

Pero si este menda me pudo llamar "antipatriota", por ser uno de los españoles que avisábamos de la crisis que se nos venía encima antes de las pasadas elecciones, bien puedo declarar su actitud, basándome en su reiterada falta de respeto por la verdad a la que le obligaría el honrar su responsabilidad de Gobierno, como digna de un felón o trilero.

Para colmo, como todos hemos podido percibir lo barato que sale mentir y, si lo hace el Presidente ... , pues ¡hala!, a mentir o cambiarle su verdadero significado a las cosas; antes de ayer tuvimos que oír cómo desde una emisora de radio, informaba que la Agencia Estatal de Meteorología, siguiendo el ejemplo zapateril de llamar a las cosas por lo que no son, decía que la nevada fue "persistente en el tiempo" en vez reconocer que había sido "copiosa" lo que, al parecer, equivaldría a reconocer un error en la previsión sobre la nevada en Madrid, cosa que no parecían dispuestos a realizar. Su ejemplo, el de ZuPertramp, se extiende como una mancha de aceite.

Para este sujeto lo único importante es conseguir llegar hasta la próxima reválida electoral, conseguir que su mentira guía aguante hasta darle la siguiente victoria. Una vez obtenida ésta buscará o inventará, y el muy ... ha tenido hasta ahora la suerte de conseguirlo, un culpable externo del incumplimiento de su promesa-vaticinio y, así justificado, construye rápidamente su nueva mentira-trampa en la que de nuevo la gran mayoría del pueblo español, incapaz de reconocer, a pesar de su evidencia, la táctica del trilero vuelve a depositar su esperanza.

Y esto es lo que debería asombrarnos a todos, cómo el pueblo que reaccionó como un resorte ante la consigna del Comando Rubalcava: "no merecemos un gobierno que nos mienta", no tiene el menor empacho en tragar con tamañas y continuas falacias de ZuPertramp, mucho más evidentes y dolorosas que las del "amigo Ansar". Pero la anorexia ideológica, la ausencia de posicionamientos claros y universales y la falta de liderazgo de la derecha española, solo hace que facilitarle el camino.

Ya ha emplazado para finales de marzo –después de las próximas citas electorales, una nueva meta a pasar– la imposible y criminal (por falsaria y poseer él todo los datos para saberlo), promesa del remonte económico para España. Es más, ayer pudimos oír en boca de unos de sus ministros el intento de aplazar la mejora económica hasta junio, intentando prolongar la cobertura de la actual consigna hasta después de las europeas ¿Quizás comienzan a temer que las tragaderas del pueblo español no den ya para aceptar nuevas mentiras? Que el pueblo tome conciencia de que por encima de todo son ciudadanos, algo dependerá del trabajo de los voluntarios de UPyD y del propio de Rosa Díez, a tal fin.

Este es el tema que me preocupa, cómo un pueblo que tiene a gala reclamarse como rebelde, admite el entumecimiento de sus sentidos hasta anular su capacidad de reaccionar ante promesas a todas luces de imposible cumplimiento.

Con certera agudeza achaca Juan M. de Prada, tal circunstancia, a:

La derecha española ha dado en la creencia de que a la gente no la mueven los principios, sino las tripas horras; y ha decidido confiar su destino a que la plaga del paro se siga extendiendo inexorablemente, hasta que las tripas horras acaben imponiéndose.

Y a continuación afirma algo que debemos asumir: en toda formación política existen diversos tipos de afiliados pero aquel afiliado de UPyD que se reclame consecuente con nuestro Manifiesto, debe pertenecer al primer grupo de los que él clasifica entre "las demás":

Pero lo cierto es que sólo las personas indignas son refractarias a los principios; entre las demás existen dos grupos: las que se mueven por principios, que son las que mantienen la dignidad incólume; y las que se mueven por consignas, que son las que sobreviven con la dignidad pisoteada.

Esto enlaza con lo que expuse en una entrada anterior, ¿Votantes? ¿Consumidores? ...¡Ciudadanos! (1), de que no debemos tomar la vía fácil de culpar de todos los males a la clase política, el concepto de ciudadano, en el más amplio y digno sentido de esta palabra, es una conquista que marca la mayoría de edad en las sociedades modernas, no una donación graciable del líder de turno: quién no ha perdido algo en el camino de las conquistas sociales, tendrá derecho a disfrutarlas pero dudo que sepa extraerle todo su jugo.