De victoria en victoria, hasta la derrota final.



Es evidente que para políticos de primera línea o familires de éstos, el "arreglo" judicial a sus públicas y abundantes tropelías se centran en la "desestimación" de la causa o la "prescripción," del asunto, frente a los reservados para políticos de niveles más bajos y asimilados; para los que se reservan los recuersos ante el Prostitucional o los vergonzantes y devaluados indultos.
 

Y esto es así, porque la condena de muy relevantes personajes, per se o por parentesco, provoca el escándalo público para su formación, su poder en la estructura interna del partido y el miedo a que su "lealtad" –en el peor sentido de la palabra, que es como ésta se entiende en política– tire de la manta, hace que las presiones –no tantas hacen falta para muchos– sobre los jueces ya cooptados desde su designación para los altos tribunales, que son los encargados de dictaminar en estos casos, sea agobiante ante cualquier posible despiste.

Entre las desestimaciones, resalta las del famoso socialista Pepiño. Parecía que estaba pillado por todas partes, pero como es un político de peso camino del cementerio de elefantes... Pronto lo veremos sentado en algún alto Consejo de Administración en empresas/oligopolios cuyas cuentas de resultados pagamos, sí o sí, entre todos.

Respecto a las prescripciones, tenemos el más reciente caso de los hermanos de la Ministra Fátima Báñez, que salen limpios de polvo y paja, de los delitos de maquinación para alterar el precio de las cosas y fraude y exacciones ilegales, pero no al de prevaricación, aunque para ésta tercera causa, seamos pacientes, queda mucha andadura y aún puede llegar a prescribir; máxime teniendo en ci¡uenta que es la sobrecargada juez Alaya la encargada de esta causa.

¿Qué ocurrirá con el ínclito Nacho González, flamante Presidente de la Comunidad de Madrid


La prescripción aún está lejos, aunque todo se puede andar. Y la otra "opción", la desestimación, se antoja más que difícil y hartamente escandalosa; sobre todo tras la certeza del fiscal que señala a Enrique Cerezo como el pagador del ático de González. Sí, ese mismo que había asegurado haber comprado a un señor. Pues bien, según se asegura, resuta ser que quién pagó el ático de marras es un testaferro, tesorero de una empresa de Cerezo.

Y así nos va, una puta casta política empecinada en expoliarnos y expoliarnos, y una sociedad in-civil, dispuesta a tragar con todo ello, aunque exista una parte de ella que pía, con boquita pequeña –que no se moja ni bajo la ducha–, dejando en manos de los más extremos rebeldes alguna que otra acción ruidosa ante las que el Obergruppenführer Gallardón no se corta en aplicar facistoides cambios legales que criminalizarán las únicas vías de participación (escraches, protestas) que aún le quedan a la sociedad.

Resultado: ellos forrándose a nuestra costa con un aumento de la subvebción a los corruptos e improductivos partidos un 27,9% y robándonos en lo destinado a Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que cae un 35,6%.

Vamos, de victoria en victoria, hasta la derrota final.
"Pa' vernos matao".






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