La última oportunidad de hacerlo (por las buenas).


Que al pútrido Sistema que padecemos los españoles hay que darle algo más que un revolcón, está fuera de toda duda. La cuestión importante es saber si va a ser por las buenas –la partitocracia se hace el harakirio por las malasa la partitocracia "le hacen" el harakiri–; parecen tan estúpidos que no lo ven llegar.

Tardará mucho tiempo en que ningún partido disponga de una mayoría sobrada, como la que actualmente dispone el PP, así que ésta es la última oportunidad para abordar las reformas necesarias para cambiar el Sistema, reformas constitucionales incluidas.

Después de esta legislatura, en mucho tiempo, las cosas ya no serán iguales, con las escasas mayorías que obtendrían los dos grandes partidos necionales reducidos sus propias caricaturas, la posibilidad de realizar las reformas necesarias con un mínimo de ciertas garantías, se convertirá en un galimatías de intereses bastardos, que, por métodos pacíficos, la única posibilidad será la de realizar nuevas cesiones a nazionalistas, preparar el camino para una mayor confiscación de nuestros bienes, pero no para repartirlo con los necesitados -que podría tener un pase–, sino para apropiárselo para sí, como han venido haciendo hasta ahora. La separación de Poderes, de quedar alguna a día de hoy, será succionada totalmente por los nuevos partidos, que llegarán ávidos de sumarse a la rapiña de los restos del Estado. Al Prostiticional , ese nombre ya no le hará justicia, porque lo convertirán en el más bajo lupanar. Colocarán a sus jueces títeres, a sus ficales, a sus consejeros, etc.

La realidad es que ninguna fe tengo en el PP de Rajoy y, aún menos –si fuera posible–, en el PSOE del que sea. Pero la mayoría de la que disponen en la actualidad el PP, y algunas de las promesas electorales que hicieron, podrían servir para abordar aún, gran parte de las reformas. Tras las próximas elecciones, una reformas medianamente plausibles, serán totalmente imposible. la última oportunidad de la partitocracia se habrá esfumado. No tendrán ya, ni la opción que sí usaron las Cortes Franquistas haciéndose el harakiri con dignidad.

Si el pueblo español merece la pena de ser salvado, ante la perspectiva del chalaneo que vendrá tras un Parlamento sin mayorías claras, tendrá que tomar él mismo, las riendas de su reivindicación. Y esto, con los recién llegados al poder ansiosos de pillar cacho, y no dispuestos a renunciar tan pronto a su parte del botín, impedirá que la partitocracia, por voluntad propia, se pegue el necesario tiro en el pie. Así que habrá que dárselo a todos ellos. Con más, o con menos, sangre. Pero habrá violencia.

Desde el momento en que la nueva casta política, se enroque en sus prilegios, ¿alguien piensa que los ciudadanos pueden dar un puñetazo en la mesa, sin violencia? ¿Bastaría con rodear el Congreso, y se rendirían?


Contestaros vosotros mismos.



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