Democracia: ¿secreto o transparencia?

 

Ayer, en la tertulia de Herrera en la Onda, oí a Antxón Urrusolo, a José Antonio Gómez Marín (me sorprendió) y a Arcadi Espada (no me sorprendió), afirmar –acuerdo de los tres–, respecto a Assange y Wikileaks, que uno de los FUNDAMENTOS de la DEMOCRACIA era el SECRETO. Así de tranquilos y con dos cojones.

¡Y yo que pensaba que uno de los más importantes FUNDAMENTOS de una VERDADERA DEMOCRACIA era la TRANSPARENCIA! Que los ciudadanos tienen el derecho a estar informados de los que hace su gobierno, sobre todo, si secretamente se dedica a realizar acciones ilegales y delictivas. Por ejemplo:
  • Investigar, sin mandato judicial, el espacio privado de los ciudadanos. 
  • Si paga a truhanes para que atenten contra ciudadanos inocentes, o no. 
  • Si proporciona información privilegiada con la que sus "mantenedores económicos", obtienen pingües beneficios que le resarzan de condonarles deudas a esos políticos.
Puedo seguir, porque se me ocurren bastantes más acciones ilegales, pero no pretendo ser tan exhaustivo.




No soy tan pacato, como para ignorar, e incluso aceptar, que el Estado por su seguridad, por la nuestra, tenga que obtener información y realizar operaciones encubiertas, para lo que precisa de fondos reservados. Pero esos fondos reservados, si se destinan a comprar pisos en Miami a nombre del politiquillo de turno, o para derrocar gobiernos democráticamente elegidos, pasan a ser delictivos, por lo que pierden, ante cualquier ciudadano decente, la consideración de secreto oficial.

Tampoco soy tan lerdo como para poner la mano al fuego por Wikileaks o Anonymous, e ignorar que medios usados para obtener parte de la documentación desvelada por Assange, no son lícitos. Pero según eso, la mayor parte del periodismo de investigación sería un crimen contra la humanidad. Incluso es posible que Assange, lejos de su apariencia altruista, se haya beneficiado económicamente con la difusión de las ocultaciones, secretos y delitos desvelados, sin contar con la posibilidad de que sean ciertas las acusaciones de Suecia contra él. Pero eso no resta veracidad a los documentos desvelados.

Hoy, también he leído acerca de Assange y los funcionarios, españoles o foráneos, que revelan ilegalidades, realizadas ocultamente por los políticos en el Gobierno. Poco menos que se pedía su crucifixión. Que yo sepa, todo funcionario es un servidor del Estado, al que le debe lealtad. Y el Estado no son un puñado de políticos corruptos que se sirven de su poder para delinquir. El Estado somos los ciudadanos o, al menos, es nuestro.


Es curioso que muchas de esas mismas personas que piden la cabeza de los funcionarios que delatan las corruptelas de los políticos, hoy en el poder, se frotaban las manos y aplaudían, cuando se filtraban las chorizadas del caso Faisan, por ejemplo. Si eso no es doble moral o sectarismo puro y duro, Ghandi sería un sanguinario terrorista. 

Yo, me he alegrado de ambas denuncias, corrupcoiones y Faisán, que me reafirman en mi intención de darle la vuelta al pudridero en que unos y otros, han convertido lo que debería ser la democracia en España.





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