¿Alguien duda que estos serán los nuevos amos?



El Reino de Noruega se la ha jugado. A pesar de las fuertísimas presiones previas con, en ese momento aún, veladas amenazas de represalias, ha otorgado el premio Nobel de la Paz, único que se otorga fuera de Suecia, a Liu Xiaobo, encarcelado en la República Popular de China, país que tras una de las más sangrientas y prolongadas purgas comunista iniciada por Mao Tse-Tung –hoy Mao Zedong–, en la actualidad somete a sus más de mil trescientos millones de pobladores a la gran paradoja de combinar a un antidemocrático y represor sistema político continuador del comunismo, de la Revolución Cultural, con el más salvaje capitalismo, versiones clásca y de estado.

No voy a realizar un panegírico sobre las virtudes de Liu Xiaobo, porque conozco sólo unas pocas y porque lo único importante, para cualquier demócrata, es saber que este pacifista declarado y practicante, firmó, colaborando en su redacción, un manifiesto "Carta 08" refrendado por más de trescientos intelectuales, abogados y artistas, reclamando, entre otros derechos constitucionales, libertad de reunión, de expresión y de religión. Y que fue esta acción, no hipotéticas participaciones en agresivas manifestaciones o en violentos piquetes, la que ha, sido suficiente para que el totalitario nuevo gigante le condene tras una farsa de juicio a once años en las cárceles del risueño País de los Torcidos Humanos pues no existe derecho alguno. Lo cierto es que Liu, que sólo puede recibir la visita mensual de su esposa, a buen seguro tendrá que esperar a la vigilada visita de ésta para enterarse de la concesión del Nobel.

Abajo: Cadáveres de niños en la Gran Hambruna China (1959-1961).
Lo importante era exportar el grano, no alimentar al pueblo.

Pues este Gobierno cruel en sus sentencias (hacen pagar a los ejecutados, o a sus familiares, la bala con la que se le fusilará), opresor de sus ciudadanos (palabra que allí no implica derecho alguno) que no se inmuta un pelo ante la gran cantidad de muertes producidas por las sucesivas hambrunas en el norte del país, entre la misérrima casta de los campesinos, liderará la economía mundial a no mucho tardar. No esperemos que esto dirigentes comunistas y, por tanto, totalitarios, acostumbrados al tiro en la nuca, renuncien a su costumbre de amenazar con represalias ante toda reacción legal por el frecuente incumplimiento de las más mínimas normas internacionales del comercio, por parte de sus fabricantes, exportadores y comerciantes, o cualquier país que ose contradecir su voluntad. Este agresivo sistema de presión que, a buen seguro y en breve, pasará a asimilarse a la internacionalmente famosa política de las cañoneras, se aplicará a la nación que sea, a las cercanas,
manu militari –véase Corea, Vietnam, Tibet– y a los alejados la con asfixia económica, amenazando, como el Gorila Bolivariano, con la seguridad de las empresas de ese país establecidas en China o presionando con la deuda pública que ha ido comprando de todos los países importantes.

Los sucesivos gobiernos de este coloso, prácticamente clónicos, no han dudado en reaccionar, saltándose las prácticas diplomáticas con amenazas cuando cualquier gobierno harto de las continuas trampas y añagazas de bastantes comerciantes chinos, deciden realizar inspecciones en almacenes y zonas francas.


No hace falta pararse en el asunto de Nobel con Noruega, Recientemente las amenazas de "fuertes represalias" sin especificar si políticas. económicas o de otro tipo, han hecho que Japón, otro duro que difícilmente da su brazo a torcer y sin que tengan al inane Zapatero en su presidencia, se bajara los pantalones y entregara a un capitán de pesquero chino que lanzó su barco contra patrulleras japonesas sin celebrar, juicio alguno.


Dicho todo lo anterior, ¿verdaderamente alguien piensa que gobernantes que actúan de forma tan inhumana, serán más humanos con los naturales de otras naciones que lo son con sus propios compatriotas?


Comencemos a apretarnos los machos. Todos. .

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