Carta abierta a uno que no la leerá.

Nunca me has caído bien, Pablo Iglesia, todo lo más, cierta simpatía con algunas de tus antiguas propuestas. Pero visto, que hasta esas propuestas las perviertes y anulas sin disimulo alguno, para retomarlas cuando y tantas veces como te vengan en gana, no he podido por menos que pensar en tí como un auténtico fascistón coletero.Lo cierto es que tras tu último revolcón electoral en Andalucía, mi tierra, junto a vuestra –de tí y de los tuyos– clara y progresiva pérdida de peso político, es innegable...